Decálogo de un susurrador llamado Vivas

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Decálogo de un susurrador llamado Vivas

La democracia no puede cumplir todas las promesas. Pero sí cabe pedir a los ciudadanos que moderen sus demandas y a los líderes que reconozcan sus limitaciones, aunque la animosidad de algunos dirigentes sea una mezcla indiscriminada de prejuicios y pocas veces de buenas razones. Las encuestas realizadas en Ceuta no están siendo utilizadas para reflejar las tendencias de los votantes sino para crearlas.

De un tiempo a esta parte Vivas está haciendo declaraciones excéntricas y poco plausibles, cuando no faltando descaradamente a la verdad, es una fuente aparentemente inagotable de bulo tras bulo sorprendiendo a propios y extraños con declaraciones aparentemente erráticas, sobre todo cuando quiere hacernos creer a los ceutíes que él y sus palmeros son la solución para nuestra ciudad.

Sin ir más lejos cuando dicen que es el político que mejor nota saca entre los ceutíes o que el susodicho es el candidato preferido a la presidencia del PP ceutí, es como pensar que todo lo que ha hecho durante dos décadas fue lo idóneo para mejorar nuestra urbe. La tendencia de condonar sus mentiras con proyectos que van a favorecer a nuestra ciudad es toda una utopía y un ejemplo claro es la propuesta de construcción de un nuevo hotel en el Poblado Marinero, algo inexplicable ya que los hoteles de la ciudad lo están pasando sumamente mal, sin olvidarnos del Hotel Ceuta Puerta de África, el cual está costando un dineral a los caballas mantenerlo.

En estos momentos de efervescencia con estas encuestas tan irreales se me antoja que supuestamente se hayan podido realizar en las mismas dependencias del PP, porque quien piense que Vivas es el candidato idóneo para reconstruir Ceuta, la cual ha estado a su merced durante más de veinte años, está bastante equivocado.

Tampoco debemos perder de vista la razón por la que Vivas se tendría que presentar de nuevo como candidato a la presidencia de Ceuta y es que no hay nadie en su partido que pueda mantener la red clientelar que existe en la actualidad, además de la pérdida cuantiosa de votos que les supondría.

Esta clase política existente denota que el ejercicio de ciertas funciones encomendadas a los mismos los iguala a la baja en condición y estilo moral, en intereses y comportamientos. El reclutamiento de entornos clientelares fluye por doquier, donde esta clase de dirigentes abusa de las asimetrías de la información y el poder.

Para que la democracia reine, requiere competir periódicamente, animando a satisfacer las demandas de una clientela, que ante todo quiere "pan para hoy" sin importarles el mañana.

Un buen político no debe ser ni fantástico ni fanático, sino tener talento político, una mezcla entre espíritu y justicia además de sentido estratégico, alguien con principios y contención moral para no escandalizarse con ilusiones segadoras, demostrando agudeza.

"La inteligencia política se templa bregando con las tensiones insuperables del día a día, sabiendo operar con recursos escasos y opciones limitadas".

José Antonio Carbonell Buzzian

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