Nacho el vendedor de ilusiones

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Nacho el vendedor de ilusiones

Nacho era un vendedor ambulante de treinta y cinco años, que no aparentaba más de veinte, hacía miles de kilómetros con su food truck, recorriendo todos los rincones de la piel de toro.

Detrás tenía una historia singular.

A los cuarenta y dos años abandonó una vida acomodada, de despacho, oficina, monotonía y cash asegurado, pero llena de infelicidad, mal humor y estrés.

Cada día que pasaba le pesaba como una losa.

Le dolía todo el cuerpo, no se sentía bien.

Una madrugada se desveló sudando, con el corazón muy acelerado.

Le rondaba la idea de abandonar todo y cumplir un sueño que desde niño le perseguía.

¡Por fin se decidió!.

Soñaba con Vivir como un caracol, con la casa “a cuestas” y llevar todo lo necesario encima.

Dejó atrás lujos, relaciones sociales y cosas materiales, que no llenaban su vida.

Afortunadamente contaba con recursos económicos suficientes para emprender la nueva etapa y poder amortiguar la situación durante un tiempo.

Lo que le tranquilizaba bastante.

Vendió su flamante deportivo para comprar una furgoneta que camperizó, en la que diferenció dos ambientes, uno habitable para dormir y otro para trabajar en lo que realmente se focalizó.

¿En qué consistía dicho sueño? Elaborar las mejores hamburguesas que podías imaginar y ofrecerlas como un concepto de alimentación saludable.

Después de muchos intentos, probar distintos ingredientes, encontró la excelencia con una fórmula a base de lentejas, quinoa y una salsa a base de cebollino, queso crema, alcaparras, zumo de limón y el ingrediente secreto tiempo y amor en la elaboración.

Le venían pensamientos a la mente, recordando vivencias de cuando era un chaval, concretamente una que le marcó.

En la escuela una profesora se burlaba en ocasiones de él, no es que la señora lo hiciera con mala intención, pero esos reproches desafortunados y la proyección de palabras como: ¨Parece mentira que no hayas sabido hacer las tareas¨.

¨Deberías irte a trabajar y dejar de perder el tiempo en la escuela¨ ¨Vale mucho dinero el lugar que ocupas aquí para que una cabeza tan dura esté ocupando un pupitre¨.

Esas palabras se grabaron a fuego en su mente y pasó a creérselo.

Sus calificaciones bajaron y su autoestima aun más.

La influencia negativa de esa experiencia tuvo consecuencias en él como repetición de curso y alguna ligera depresión.

Gracias a la ayuda de su familia y mucha fuerza de voluntad comenzó a reencontrarse.

Se refugió en el deporte y en el hándicap de cumplir los objetivos semanales que le marcaba Mónica, su psicóloga y desahogarse con su querido amigo Rubén, que estaba ahí para escucharle pacientemente cada vez que necesitaba, consiguió levantarse y salir fortalecido.

Se convirtió así en una persona de éxito.

En esta segunda ocasión convirtió su sueño en realidad.

Fue poco a poco dándole forma y estudiando donde se encontraba y donde quería llegar.

Analizó sus posibilidades, puso en una balanza pros y contras, se lanzó y logró una forma de vivir que le hacía sentir feliz con aquello que deseaba.

Cada día, durante tiempo atrás se repetía continuamente: -¨No te detengas ante tus sueños, dale forma y sigue adelante, que no te corten las alas.¨ - ¨Hagas lo que hagas, pon toda tu intención, ganas,ilusión y esfuerzo¨.

- ¨No importa que digan o piensen los demás ,confía y cree en tí.

Después de cumplir cincuenta años, mucho trabajo, kilómetros a su espalda, y la gestión de varias furgonetas, Nacho, decidió vender su fórmula y dedicarse a otras de sus grandes aficiones: cultivar la huerta que heredó de sus padres, tocar la guitarra, echar algún que otro rato bueno de charla, mesa y mantel con sus amigos de siempre, hacer largas caminatas con estos y su perro ¨Fel¨ .

Jero Martínez

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