Cubitos de hielo y autarquía

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Cubitos de hielo y autarquía

Indicaba en agosto un prestigioso columnista que una televisión generalista recomendaba la vuelta al botijo, por la dificultad de comprar cubitos de hielo. 

¿Estamos ante una boutade de la cadena televisiva, tenemos que mirar más dentro y más esencial lo que nos está indicando esa noticia? 

Siempre recuerdo que Roma cayó definitivamente, cuando uno de los caudillos bárbaros destruyeron los acueductos que llevaba agua a Roma. Por supuesto, los historiadores han indicado doscientas causas, al menos, que influyeron y confluyeron para que esta realidad, que fue un proceso, al menos, durante un siglo terminó cuando Odoacro desbancó al último emperador romano, en el 476 d,.C.. 

De tal manera que en Constantinopla, con urgencia se creó una enorme cisterna debajo de la ciudad, que ha estado desconocida hasta hace unas décadas que se redescubrió. Dicho de otro modo, el imperio romano bizantino tomó enseguida cuenta de todo ello. E, intentó rectificar, aprendió de las barbas y las patillas de su vecino. 

Toda la economía de este último siglo, desarrollo de todos los liberalismos moderados y no moderados, económica y política y social y culturalmente, se basan, en el consumo, o en el máximo consumo de todas las unidades familiares, de todas las personas. Pero es obvio y evidente, que sin negar este principio y fundamento, sin entrar en el gasto mundial, y, si este sistema puede ser mantenido por la Naturaleza, debemos de aceptar, que se le ha quitado demasiada libertad y autonomía e independencia a cada individuo y a cada familia… 

Por lo cual, hay que pensar y repensar si hay que diseñar maneras, en las cuales el sistema económico siga funcionando y evolucionando, pero cada familia, cada individuo tenga un grado mayor de libertad y autarquía y de mantenimiento ante multitud de situaciones diversas negativas que pueden surgir… disponer de algunos recursos personales y familiares, en los distintas entes de necesidad y de consumo, para que exista un cierto grado de autonomía/libertad/independencia, al menos, durante un cierto tiempo –a nivel de agua, luz, alimentos, etc.-. 

El articulista que firma bajo el seudónimo de Hughes, en el ABC del 12 de agosto del 2022 en un artículo titulado La vuelta al botijo, nos indica con cierta sonrisa, interpreto, y con cierta ironía, la noticia que ofreció, no sabemos si también con risa y sonrisa e ironía, dicha cadena generalista de televisión -no indicaré su nombre, para no levantar ampollas, aunque sean pequeñas-, por esas mismas fechas… 

Pero pienso que tanto Hughes como la cadena de televisión, consciente y semiinconscientemente está planteando un grave problema de fondo: ¿Y, este es, hemos hecho demasiado dependientes a individuos y familias del sistema socioeconómico del liberalismo, no tendríamos que buscar, sin renegar de dicho sistema, que cada unidad personal y familiar tuviese más autonomía e independencia, ante situaciones graves y radicales y negativas que pueden surgir de la noche a la mañana, que la despensa, por indicar una realidad material y metafísica y simbólica, también en cada casa tuviesen un pequeño depósito y ahorro de distintas mercancías y servicios, diríamos…? 

Por ejemplo, sería obligatorio, que en cada piso o casa o vivienda o unidad familiar, existiese una pila de lavar a mano, y, esta no se quitase, por lo que podría venir. Una pequeña despensa en la cocina, o en algún lugar, para depositar alimentos y no solo la nevera. Que algunos artilugios de la casa y de la familia, funcionasen con pequeños células solares, de tal modo y forma que si existen apagones de luz, por los motivos que fuesen, un mínimo de luz se mantuviese –linternas como ya existen, pero quizás pequeñas cocinas eléctricas, con pequeños paneles solares, también, eso del botijo, que es el caso del que nos estamos moviendo, y, otros utensilios que se podrían diseñar…-. De tal manera que en caso de un acontecimiento negativo, cada persona, cada familia, tuviese un grado de autonomía –no de la noche a la mañana, todo el mundo fuese a los supermercados y acabasen hasta con las maderas de las estanterías, como hemos asistido en estos años varias veces…-. 

No soy partidario totalmente, de la teoría de Ruano-Umbral, de que un artículo periodístico, es una morcilla-chorizo-longaniza, pero si voy a saltarme esa regla propia y, diré algo que no está acorde con lo anterior y, seguiré la norma de la morcilla. Hoy se celebra, el santo de dos santos: uno, Martín de Porres, otro de Lolo de Linares, el primero que vivió en Lima, romper una lanza, e indicar, que en dicha ciudad, a los cincuenta años de fundada, ya tenía universidad, hospitales, etc., jamás en América del Norte, realizaron esa hazaña de este tipo en tan poco tiempo. Indico este dato sucinto, porque bien sería que se escribiera ya otra historia de lo que hizo España en América, y, también Lolo de Linares, que bien podría ser el beato, de los periodistas y también de los articulistas-. 

Es obvio y evidente que no predico volver a la etapa de autarquía de después de la guerra mundial y de la guerra civil, que nuestra sociedad sufrió. Pero es obvio y evidente, que hay que buscar métodos e instrumentos, para que cada familia, exista y habite en pisos o apartamentos en casas, tenga mayor autonomía, ante situaciones límites y radicales. Y, estas, nos gusten o no, siempre aparecen. De tal forma, que “aunque nos destruyan los acueductos, tengamos una autonomía mínima de unos días o semanas, para continuar sobreviviendo”, hasta que el sistema se reacondicione y reequilibre, y los diversos poderes de la sociedad y del Estado y de la economía puedan tomar soluciones urgentes… 

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