Este fin de semana se acercan a Murcia auténticas gacelas en representación de diversos partidos políticos españoles. La campaña empezó en Navidad y de aquí hasta que se ladee a Sánchez no se parará. Como auténticos buitres vendrán a anidar como otros años y al menos, con el tiempo, no sabemos si nos dejarán algún polluelo. Eso sí, una vez pasado las elecciones, Murcia, seguirá en las mismas aun teniendo una "aldeana estación de ferrocarril Murcia del Carmen". Para llorar.
Entre unos y otros, el tiempo va pasando y, una región que debería ser luz en España y hacia Europa la tienen más que castrada. Las buenas gentes de esta tierra se han ido acostumbrando al "voto del menos malo" y ya es propio en su ADN, pero he aquí que, desde hace dos años, ha nacido "una perica en dulce" llamada VALORES, que está dando mucho que hablar, aunque ya se encargan los mundos mediáticos de tenerla en "mutis absoluto". Tal mutis, sin duda, tiene su porqué, ya que muchas andanzas nocturnas, en más de 40 años, han hecho y desecho de su capa un sayo.
Con la llegada de este partido murciano hacia toda España y Europa, con matices auténticos cristianos, sin duda, desean desactivar las tentaciones de sacralizar los gobiernos regionales y estatales. Mirándolo a fondo, muchas buenas cabezas europeas y españolas, no confesionales, han llegado a decir que "hoy necesitamos una política cristiana en España para moderar las tendencias al individualismo de la sociedad y para bloquear la sacralización de estas modas y del pensamiento políticamente correcto hasta extremos inquisitoriales. Una política basada en religiones civiles no es compatible con la democracia.
El mismísimo Jürgen Habermas, desde su ateísmo, también lo ha reconocido: "Para la autocomprensión normativa de la normalidad y posmodernidad, el cristianismo ha representado más que un precedente o catalizador. El universalismo igualitario-del cual derivan las ideas de libertad y solidaridad social, conducción autónoma de la vida y emancipación, conciencia moral individual, derechos humanos y democracia-es un heredero directo de la ética judía de la justicia y de la ética cristiana del amor. Este legado ha sido de una constante apropiación e interpretación crítica, sin sufrir transformaciones sustanciales. Al día de hoy, no existe ninguna alternativa a él. Seguimos alimentándonos de esa fuente. Todo lo demás son chácharas postmodernas".
Irene Vallejo, en su libro "El infinito en un junco"; Michael Houellevecqu, en su revista literaria "Leer por leer"; Emmanuel Carrère, en "El Reino"; el filósofo coreano-alemán Byung-Chul Han, en "Loa a la tierra" nos dejan en sus libros la importancia del cristianismo para las personas del hoy que andan entre mares desaguados.
¿Tiene por tanto lugar una política cristiana hoy en nuestra sociedad? Miren por un momento el tremendo deterioro del sistema político y una oportunidad para salir de este descalabro y avanzar desde una región olvidada a pasar a ser una verdadera puesta de sol. Está claro que la raíz de la crisis no es meramente política, sino ética. No basta con modificar leyes electorales, leyes de partidos o la misma Constitución. No sólo nos basta con tener una buena estación de ferrocarril, ni el buen trazado a Madrid por Cieza, que ya es. El problema en la política murciana y española es mucho más profundo y de carácter moral. Necesitamos políticos con principios dispuestos a ser coherentes. Estamos escarmentados y hartos de buenas palabras, con los peligros de la hipocresía y los diversos cinismos. Seguro, segurísimo que si la ley de la selva llegara a adquirir carta de naturaleza, todo estaría perdido.
A lo largo del mes de Marzo es posible que este nuevo partido nacido en Murcia para toda España ingrese en los Partidos Europeos Cristianos de Europa y Occidente. El logo de este artículo ya lo dice. No ha nacido para ser uno más, ha nacido para ser un buen apoyo para nuestras familias. Mirado así, terminaríamos definitivamente del juguetear con nuestras gentes y de adquirir carta de ciudadanía de Primera División. Así lo esperamos.
MARIANO GALIÁN TUDELA
