Vientres de alquiler

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Vientres de alquiler

Estos días pasados ha saltado la noticia en las revistas del corazón y en diarios de tirada nacional que, una actriz española ha marchado a Miami a "obtener un hijo" mediante la dulce trampa de la maternidad subrogada. Temas así van calando en la ciudadanía del corazón pero no ha empapado la razón.

Con estas puestas en escena se está manipulando el pensamiento por medio del lenguaje, al llamar a la maternidad subrogada, a los vientres de alquiler, "gestar para otros" en vez de "útero de alquiler". El término "alquiler" comprobarán lleva consigo la idea de objeto y de comercio, mientras que la denominación "para otros" nos introduce a una positividad buenista que hace de esa práctica algo no solo aceptable, sino también deseable. Así, los que se oponen llegan a ser personas retrógradas, egoístas, oscurantistas, y sobre todo, enemigos de toda felicidad. ¿De verdad vamos a negar a alguien el derecho de ser feliz, el de amar?

Desde tal supuesto se desea persuadir a los más jóvenes para que regalen sus óvulos. "¿No deseas hacer feliz a una pareja a la que el destino ha negado este derecho? Discurso demasiado inocuo. Solo que, como argumenta una donante "luego habrá por ahí niños que se me parecen". Hemos de llamar a las cosas por su nombre." Los óvulos son los hijos de la madre gestora". Hijos que primero hibernan y después los lanzan al mundo como si fuesen plantas que se confían a la fecundación postiza. Esparcimos semillas sin saber dónde irán a parar. Las madres, dice una de ellas, no llegaremos nunca a conocer su destino. ¿Puede haber algo más atroz?

La propaganda a favor de esta práctica recurre al caso extremo, a fin de dejar a la sombra, con su fuerza emotiva, los principios éticos que durante miles de años han regido la vida de las personas". Así, damos por supuesto que el niño engendrado mediante esta técnica, por haber sido "muy deseado", tiene asegurado el amor. Pero cuando un día se mire al espejo y comprenda que nunca podrá remontarse al origen de una parte de su rostro, ¿bastará el amor? ¿bastará cuando se dé cuenta de que su madre, a cambio de una compensación, vendió el óvulo que lo engendró, es decir, su vida?

¿En nombre de qué puede una persona, para ejercer su derecho a la felicidad, puede privar conscientemente de su genealogía a otro ser? ¿En nombre del amor? ¿Pero un amor que a propósito, por principio, priva a otro de un derecho mejor fundado?, ¿qué amor es?

Los esfuerzos que se invierten en los vientres de alquiler estarían mejor empleados en la acogida y en la adopción. Librar a los niños de la falta de cariño y del abandono debería ser la primera preocupación de una sociedad humanamente digna.

Partido Político VALORES

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