Inculta y relativista UE

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Inculta y relativista UE

Ya hace algunos años la propia UE se enorgullecía a "tutiplén" del perfume laicista que deambulaba por los pasillos de "mamá Europa", más aún, chirriaban en silencio sus fósiles y desconcertantes argumentos sin base alguna cuando ladeaban y lo siguen haciendo ante las propuestas cristianas, donde se busca hacerse un hueco en el parlamento europeo, ese parlamento que nacería a la sombra del cristianismo. Son capaces de enviarte malas miradas por lo que representas: ser cristiano y, dar abrazos a los amigos de Erdogan, nacionalistas y populistas que llevan a sus espaldas alguna que otra vida dejada en la cuneta o rebeldes de "mazazo limpio" si no entras en sus espacios ideólogos. Todo este enjambre de postulados en sin razones algunas, este auténtico vertedero, es lo que ha dado razón a que tanta basura se pasee lindamente entre los estados miembros.

A un poco más de tres meses estaremos ante los comicios europeos: el 9 de junio. Se venderán todo tipo de bicicletas cuyos timbres suenen bien a oídos de la ciudadanía, aunque todo sea una auténtica farsa. Lo importante es llegar a las emociones, pero no argumentar con datos concretos. El borreguismo, una vez más será el flotador que sacará a estos partidos en llevarse un trozo del pastel. En una sociedad moderna caracterizada por la diversidad de convicciones y modos de vida la solución al pluralismo que se nos envía desde centro Europa está engendrando nuevas formas de intolerancia avasallando todo tipo de derechos en nombre de valores. Véase estos días las reuniones de los ministros de Agricultura en Bruselas. En el fondo de la cuestión gira la mentira, incoherencia, maledicencia, supremacía y falta de honradez. Nadie, con aspiraciones decentes hablan del bien o del mal y hoy día gira todo en torno a los valores. ¿Pero…qué valores? Se anda llamando a proteger la comunidad de valores occidental y desde hace poco también a su difusión combativa.

Los discursos que nos llegan en torno a los valores están plagados de profunda ambigüedad: trivial y peligroso a la vez. En nuestras sociedades pluralistas existe un contingente irrenunciable de aspectos comunes, un repertorio de asociaciones vinculado a grandes ideales, pero el pluralismo tiene un precio, precio exigente. Se dice de obediencia a las leyes y no a los valores. Existen valores irrenunciables en estas sociedades pluralistas y también, a tener en cuenta, que cualquier ordenamiento jurídico es coercitivo y así se garantiza la libertad de todos. Es cierto que, en cualquier Constitución, subyacen valoraciones y estimaciones. Y es importante que en una comunidad se apoyen y se difundan públicamente tales valoraciones fundamentales. Pero existe un peligro donde vive el peligro estatal, alegando valores más elevados, donde se considera legitimado para prohibir algo a las personas sin fundamento legal. El caso de la tolerancia se las trae.

Tolerancia significa admitir la discrepancia étnica, cultural, sexual o de convicción. Tolerar es un valor elevado pues se fundamenta en la dignidad humana del individuo. Puedo exigir respecto frente a mi convicción, también de aquel que la considera equivocada, pues el respeto no se dirige al contenido de mi convicción sino a mí mismo que me identifico con ella. Esto quiere decir que respetar otras convicciones se convierte en exigencia de no tener convicciones que hagan posible considerar equivocadas las opuestas. Tener convicciones entonces ya se considera intolerancia. La intolerancia se transforma en fundamentalismo y en dogmatización intolerante del relativismo como cosmovisión predominante, convirtiendo a la persona en un ser ilimitado para cualquier tipo de imposiciones colectivas. Tema clave.

Existen otros "valores europeos" que nos espantan. Los mundos de los embriones como la libertad de investigación andan siendo valores: ponderarlos y como resultado de una tal ponderación habría que darle preferencia la libertad de investigación. El derecho a la vida es un valor que debe ponderarse respecto a otro valor y que hay que sacrificar en determinadas circunstancias a este otro. En este caso triunfa la libertad de investigación: derecho fundamental incondicional. Nunca en la historia de la libertad de investigación se le ocurrió pensar a alguien que Galileo debía haber tenido el derecho de instalar, sin previa autorización del propietario, su telescopio para observar el cielo en tejados ajenos que tuvieran una ubicación más favorable; ni, aunque la ponderación entre la libertad de la ciencia y el derecho a la propiedad condujera, en este caso, una prioridad de la libertad de la ciencia.

Tenemos claro que la base de los valores de un ordenamiento jurídico moderno exige que los derechos de los ciudadanos, no dependa del hecho que estos ciudadanos compartan esa base de valores y obedezcan las leyes, incluso si esta obediencia es simplemente la que se dispensa a un poder de ocupación extranjero para posibilitar que la vida siga en el propio país. Se obedece, pero no por pertenecer a su comunidad de valores, sino porque uno conoce el valor de la paz interna, por ejemplo. La futura Europa sólo podrá ser una comunidad jurídica en la que todos los ciudadanos de los países de tradición europea encuentren un techo común, si posibilita y protege comunidades con valoraciones comunes, pero renunciando ella misma a ser una comunidad de valores.

Presidencia VALORES Región de Murcia

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