¿Mi sociedad está enferma moralmente?

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¿Mi sociedad está enferma moralmente?

Es una pregunta difícil y radical y fundamental, en general, sálvese quién se salve, la sociedad en que vivo y existo está enferma ética y moralmente o no, o a medias, o…

Nadie se ofenda, pero la pregunta es pertinente. No hablamos de que grandes principios morales y éticos universales estén insertos en la Carta Magna que lo están, no digo que no se defiendan los Derechos Humanos basados, en gran parte, en la tradición del cristianismo y del judeocristianismo y de la moral natural universal defendida durante siglos. No digo que los principios teóricos, en general, no en todos los campos que se defienden en la sociedad, en los medios de comunicación, en la proyección cultural no sean éticos o morales…

Por un lado, se está produciendo una especie de megaparadoja, por un lado se defienden enormes principios éticos y morales, y, por otro se rompen y se deshacen esos grandes principios morales. No sé, si será que al fundamentar grandes principios éticos y morales, en las grandes Leyes de la Sociedad-Estado, después, no se encuentran la armonía total en el desarrollo de ellas. El gran problema de milenios es cómo incardinar y equilibrar los grandes valores: hasta dónde llega la justicia, hasta dónde la equidad, hasta dónde la libertad, hasta dónde la igualdad, hasta dónde la solidaridad, hasta dónde la verdad, hasta dónde los bienes, hasta dónde la bondad, hasta dónde la belleza, hasta dónde la racionalidad, hasta dónde la prudencia…

El gran problema y cuestión es cómo incardinar y equilibrar todos esos grandes valores entre sí. Esto es un enorme problema que durante siglos no hemos sido capaces de resolver. Quizás, el gran principio es la tolerancia. La tolerancia para que así, los grandes principios y fundamentos sigan existiendo, pero al mismo tiempo, se deja a individuos y colectivos, que tengan suficiente libertad, para actuar y pensar y sentir, aunque sus actuaciones, puedan verse vistas desde la racionalidad ortodoxa como erróneas. Se deja a los individuos que se equivoquen, digámoslo así, por y para defensa de esos grandes principios, aunque se crea que esa actuación de ese individuo es incorrecta. Se permite la libertad, y, la libertad concreta en el consumo de alcohol, aunque se sepa que el exceso de consumo de alcohol es un enorme mal, se deja que exista el juego organizado y legal, aunque se sabe que el exceso de juego es un enorme mal, y, así en todo…

Pero hablamos del hombre y mujer individual, de usted y de mí y de su vecino y de su pariente, podríamos indicar y decir y expresar que hemos caído, sálvese quién se salve, en algunos temas, no en todos, en un grado grave de inmoralidad, amoralidad, antimoralidad o si se quiere de anti-ética, a-ética, in-ética importante. Si vas a comprar equis cosa o si hablas de tal cosa, siempre, existen demasiadas personas que quieren engañarte, manipularte, y, todo lo negativo moral, pero lo hacen con una sonrisa y siempre sirviéndose de algún derecho fundamental y esencial, siempre con la bandera de la libertad, la autonomía personal, la autoidentidad y otros grandes principios –pero utilizados de forma incorrecta…-.

Mi sociedad, se puede indicar, que camina hacia un abismo, y, que el motor de ese caminar es la inmoralidad y amoralidad y antimoralidad, pero no solo la inmoralidad práctica, sino la inmoralidad teórica. No es como siglos anteriores, que la persona que se equivocaba en algo moral, en algo grave moral, lo reconocía, el borracho reconocía que era borracho, que no estaba bien, pero que no era capaz de controlarse, ahora se cae en la ebriedad y se defiende que es un derecho individual, que es la materialización de la propia libertad, que es la forma de ser y estar en el mundo, es su identidad personal, y, mil otras zarandajas, que al final, la persona cae en la miseria moral y psicológica y, muchas veces, también familiar, económica, etc.

Hoy, las personas, caen y caemos, unos en unos defectos graves y otros en otros, pero nadie o casi nadie lo reconoce, entre otras cosas nadie nos lo enseña… se tienen grandes principios éticos, y, es cierto, pero en otros se han roto las paredes y muros de la racionalidad y del sentido común. Todo el mundo tiene alguna razón y justificación para saltarse alguna norma moral fundamental y esencial, todo el mundo tiene, para caer en algún defecto moral grave, sea la vanidad, la envida, la soberbia, la ira-cólera, la lujuria, la gula, la avaricia-codicia, la pereza-acidia, para caer en la mentira o en alguna manera de robo o hurto, en la manipulación de los otros y de sí mismo, en y en…

Me pregunto si mi sociedad y, multitud de personas, grupos, colectivos, entidades de todo tipo, si usted o yo, estamos profunda y esencialmente enfermos moralmente. Pero, ni usted, ni yo lo reconocemos. Es más, ya casi nadie nos enseña lo que es la salud moral y lo que es la enfermedad moral…

Pero el problema es que toda sociedad es fuerte y todo Estado es fuerte y toda Cultura es fuerte y toda economía es fuerte y toda política es fuerte, si es correcta moralmente, en teoría y en la práctica. Y, aunque se deje gran libertad y autonomía y tolerancia, jamás se llama al bien que es mal, y, al mal que es bien. Jamás. Porque la tolerancia no es llamar al bien mal y al mal bien, la tolerancia es sabiendo que algo está mal, dejar que la persona actúe mal, pero no que se le diga que está bien… Es dejar, que la persona caiga en la ebriedad, pero jamás se diga que la ebriedad es buena, sino intentar que esa persona no caiga en las borracheras de cada fin de semana.

Aviso a caminantes… ¡¿Cuándo caigan los grandes valores de Europa, porqué serán sustituidos…!? ¿¡Cuándo caiga la gran moral de siglos de Europa, porqué será sustituida…!? ¡Tengo libertad de expresión, de conciencia, de pensamiento, de publicación o no…! ¡No se ofenda, no se rasgue las vestiduras, es lo que está sucediendo, aunque usted no quiera reconocerlo…! ¡¿Es la caída moral de Europa…!? ¡¿De usted, de mí…!? 

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