El nuevo reglamento de seguridad, asunto urgente

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El nuevo reglamento de seguridad, asunto urgente

La seguridad privada en nuestro país (y no me cansaré de decirlo), ha cobrado una relevancia sin precedentes en los últimos años, especialmente en entornos públicos como Metro, donde la interacción con la ciudadanía es constante. Sin embargo, la reciente serie de incidentes violentos, incluido el caso de un vigilante que pierde un ojo mientras cumplía con su deber (y tampoco es el primer caso) está poniendo de manifiesto la urgente necesidad de que salga a la luz de una vez, el nuevo reglamento de seguridad, pero no sin antes de que se introduzca en el mismo la protección real sobre la integridad de estos profesionales.

La Ley de Seguridad Privada vigente desde 2014 se diseñó para regular el sector y garantizar un marco seguro para estos profesionales. No obstante, muchos expertos y representantes del ámbito privado de la seguridad, consideramos que resulta insuficiente para abordar los desafíos actuales. La falta de derechos y recursos para los vigilantes de seguridad, está llevando a un aumento de la violencia y las agresiones.

Me baso en estadísticas alarmantes que, según datos del Ministerio del Interior, en 2022 se registraron más de 1200 agresiones al personal de seguridad privada en nuestro país, un aumento del 20% respecto al año anterior. De estas, cerca del 30% ocurrieron en el transporte público, poniendo de relieve la vulnerabilidad de los vigilantes en estos entornos. Un estudio de la Asociación Profesional de Vigilantes de Seguridad (APVS) indica que el 60% de estos profesionales ha enfrentado alguna forma de agresión física o verbal, lo que resalta la gravedad de la situación actual.

Por ello, como profesional de este sector quiero hacer un llamamiento a la acción de los ciudadanos y la protección de quienes trabajan para que garantizarla sea una prioridad. La sociedad debería ser consciente de la importancia de estos profesionales y debería apoyar aquellas reformas necesarias para mejorar sus condiciones laborales. La modificación y la entrada en vigor del nuevo Reglamento de Seguridad no solo beneficiará a los vigilantes de seguridad, sino que también contribuirá a un entorno más seguro para todos los ciudadanos.

Es inaceptable que, a más de nueve años de la promulgación de la Ley de Seguridad Privada, el reglamento que debería complementarla y ofrecer protección y regulación necesarias, siga sin ver la luz. Este retraso no solo pone en riesgo a los profesionales de este gremio, sino que también afecta la seguridad de todos los ciudadanos. Por ello, es fundamental que el Gobierno de la nación demuestre su voluntad política y actúe de manera decidida para dar luz verde a la aprobación de este reglamento.

Todos los ciudadanos esperamos acciones concretas y efectivas que garanticen un entorno laboral seguro para nuestros vigilantes de seguridad, así como una respuesta adecuada a las crecientes amenazas que enfrentan. Es una profesión de mucho riesgo, sobre todo en ciertos servicios, como en el que este profesional ha perdido un ojo. Se trata de vigilantes que ofrecen seguridad al resto de ciudadanos para que estos vayan tranquilos, pero ¿quiénes los protegen a ellos?

Es crucial no solo abordar la prevención de agresiones, sino también garantizar la pronta recuperación de aquellos que son víctimas de ataques. Los vigilantes de seguridad y las fuerzas y cuerpos policiales que enfrentan la violencia en su labor, deben contar con un sistema de apoyo integral que incluya atención médica, psicológica y social.

José Antonio Carbonell Buzzian. Auditor, consultor y asesor de seguridad

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