La intención de hacernos perder el hilo del relato

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El sentido de mis letras...

La intención de hacernos perder el hilo del relato

En la película de los Hermanos Marx «Una noche en la ópera», Groucho interpreta a una especie de intermediario tunante que con distintas estratagemas vacía el bolsillo de una viuda adinerada con ínfulas de estar al servicio de la comunidad.

En una de las escenas es sorprendido por su benefactora cenando con otra mujer en el mismo restaurante donde ella lo esperaba, espalda con espalda, y cuando es descubierto le dice que la razón de la cita con otra era porque le recordaba a la propia burlada, que acaba convencida de que es verdad que la ama.

Todo esto viene a cuento, porque hace un tiempo, el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un alarde de humor a la altura del mejor «marxismo cinematográfico» trató de convencer a los españoles de que robar a los jueces un posible cuerpo del delito es la más acabada demostración de inocencia, a partir de lo cual no queda sino pedir disculpas.

El caso sería igual al de unos contrabandistas que tras ser perseguidos por la policía tuvieran tiempo para deshacerse de la mercancía y exigieran después disculpas y, llegado el caso, el pago del combustible por haberles hecho acelerar tanto el vehículo.

Resulta comprensible que alguien sometido a un proceso trate de borrar las pruebas de su delito, algo casi equivalente al derecho de no confesarse culpable, la cuestión es que lo que lógicamente sigue a ese hecho no es precisamente una conclusión de no culpabilidad.

Por añadidura, ciertas acciones, si bien entendibles en un ciudadano común sometido a proceso, son incompatibles con el ejercicio simultáneo de un cargo tan relevante.

Nunca debe perderse el sentido de la proporción en las cosas y del valor que las apariencias tienen cuando se ejercen altas responsabilidades.

Pero lo anterior no es más que el síntoma de una democracia degradada en la que se cuestiona de modo sistemático la separación de poderes y en especial la independencia judicial, una derivada perversa del discurso independentista que hubo de aceptarse para alcanzar la investidura y terminó impregnando a todos los firmantes del pacto.

La destrucción de la idea de hecho como la mejor forma de certeza racional mediante el recurso de la trampa del «bulo», como diría el personaje de Charles Dickens, Mr. Scrooge, intenta hacer lo esencial invisible a los ojos.

Muy especialmente porque aquí lo relevante no es ni Begoña Gómez, esposa de Sánchez, ni el propio presidente, y hablo como personas.

Aquí lo importante y relevante es que él es el Presidente del Gobierno, y que su esposa ha usado una institución como la Moncloa, es decir, que con sus trapicheos judiciales, trapicheos con la complicidad de fiscales y jueces, Pedro y Begoña han pretendido que todos «perdamos el hilo del relato».

Toda la corrupción alrededor de Pedro Sánchez no es una cortina de humo, es un tema relevante que afecta al pueblo español.

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