Dia del libro: el chollo de la formación

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Dia del libro: el chollo de la formación

Son bastante los años en España que andamos de cojera en los menesteres de todo lo relacionado al libro y de lo que él, el libro, debería perfumar. Desde los ministerios de Educación y Cultura, entre otros, no se le ha dado la importancia que debería, y  ahí, por ejemplo, las clases de Lengua Española y Literatura suelen darla profesores de Educación Física o Música, los cuales, pueden tener permiso de tales organismos, pero no existe el ramalazo literario que todos desearíamos. Más aún, el informe Pisa ya está cansado año tras año de decirnos siempre lo mismo.

Tenemos claro que la lectura conlleva elevar alas, creatividad, pasear por el pasado y el presente, hacernos pensar, dilucidar, mejorar nuestro vocabulario, realizar escritos que merezcan la pena, buena puesta en escena de argumentos consistentes ante un público muy diferente y, tantas otras. Y no hemos de olvidar, cómo no, la formación que vamos adquiriendo tras los años. Razón lleva mi buen amigo, Alfonso Galdón, presidente nacional de Valores, cuando me ha dicho más de una vez “no está hecha la miel para la boca del asno” cuando hemos hablado de estos temas. La lectura, en definitiva, sigue siendo un tesoro al cual no se le hace caso: lo mismo eso es lo que se desea desde estamentos políticos hacia su ciudadanía y comprender lo que alguna vez hemos oído sobre “tener aborregados a nuestros paisanos”.

Hemos de preguntarnos pues cómo poseer ciudadanos activos y que al mismo tiempo puedan regenerar la democracia si la mayoría, por desgracia, son unos paletos y se dejan llevar por los primeros aires que pasan, aires que vienen estudiados, envenenados y tergiversados. Y ante estas cuestiones no nos debe extrañar que la democracia, sí, la democracia, ande calenturienta y agonizante. Ahí tenemos al mundo juvenil, la que se muestra con mayor crudeza la desafección política y donde ha arraigado más la semilla de un populismo sin argumentos cabales plenos de razón.

No leer o leer tres líneas en redes sociales, con ello, no son suficientes las recetas pragmáticas, ni los proyectos impuestos desde las atalayas institucionales. Si deseamos regenerar el capital humano y cultural, sin el que la democracia se convierta en una oligarquía profesionalizada le lectura, hoy por hoy, tiene el remedio.

Existen políticas comunitarias “de aquella manera” que animan en ayudar a implicar a todos los ciudadanos en la gestión de los asuntos públicos. Movimientos de consulta, círculos cívicos, grupos de discusión, encuentros solidarios, en su mayor parte inspirados por la ciudadanía, esa ciudadanía “cubierta de fango” que nunca, por desgracia, la hemos hecho pensar ni ayudado.

Sería un error suponer que solo se trata de canalizar la participación ciudadana. Si ello fuera así, bastaría con convocar, con mayor asiduidad, referendos o plebiscitos. Lo relevante es la capacidad de todas esas iniciativas para engendrar una nueva esfera política, “grupos de ciudadanos informados, comprometidos y…..formados” con el bien colectivo de sus comunidades.

Si de verdad deseamos restablecer el protagonismo cívico para devolver de nuevo el prestigio a la política no existe mejor remedio que nuestra ciudadanía ande mejor formada. Si los ministerios siguen en las mismas, no les quepa duda de que ello recaerá en los partidos políticos. Y que pase tal desgracia, hoy por hoy, saldrían peor que entran, sean del ala que provengan. Una vez más, así de claro, la familia sigue siendo el gran soporte. El mundo político, en toda Europa, está en agonía. Una vez más, no reniego a ello, nuestros clásicos siguen teniendo el poder y la sabiduría que la mayoría de hoy, por desgracia no poseen.

Me acabo de enterar mientras finalizaba el artículo: DESCANSE EN PAZ EL PAPA FRANCISCO.

MARIANO GALIÁN TUDELA

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