Prometieron lo imposible en la campaña electoral de las últimas Elecciones Municipales de 2023, y no por falta de capacidad o ineptitud política, sino porque un Ayuntamiento no tiene competencias en materia de empleo.
Pese a ello, los alcaldables, no dudaron en intentar captar votos de ciudadanos desesperados ante las altas tasas (elevadísimas para ese gran progreso que dicen que es el siglo XXI) de desempleo en España y, sin tapujos, lanzaron a los cuatro vientos frases y lemas al estilo de “voy a ser el alcalde del empleo”.
Sí, como si la culpa del paro en España la hubiese tenido el anterior gobierno municipal, ya que lo único que puede hacer un alcalde para favorecer el empleo es atraer inversiones que garanticen la creación de puestos de trabajo, un trabajo que siempre debería de ser de calidad.
Posteriormente, después de esas Elecciones Municipales de últimos de mayo de 2023, los alcaldables que se convirtieron en alcaldes, no han conseguido en la mayor parte de los municipios pertenecientes al territorio nacional que grupos de inversores hayan realizado potentes inversiones para sus pueblos y ciudades.
Proyectos que habían sido apalabrados, continúan a día de hoy bloqueados y siendo utilizados como arma arrojadiza en su particular cruzada contra otras instituciones gobernadas por otros partidos que no son del mismo color que los que gobiernan esos municipios.
Hubiera sido todo más factible si no se hubieran encontrado ante empresas que bajo otra marca comercial llevan instaladas en esos municipios y que por una circunstancia u otra han ido presentando paulatinamente los famosos ERE.
Mientras, los empleados de los ayuntamientos protestan en las calles por la privatización de servicios públicos y despidos en las empresas municipales ligadas a los Consistorios. Ésta es la demagogia del empleo, con la que se intenta, sin competencias, captar adeptos y votos de personas desesperadas por la delicada situación en la que se encuentran.
