Recientemente escribí un artículo titulado "El gran timo del cambio climático". Después de leer diversos trabajos y estudios realizados por científicos especializados en el tema, me reafirmo en lo expuesto.
Actualmente existen varios estudios relevantes sobre el cambio climático. Entre los más destacados se encuentran los del grupo de científicos del movimiento "There is no climate emergency" ("No hay emergencia climática"), la Asociación de Realistas Climáticos —compuesta por científicos españoles—, un artículo publicado en Nature Climate Change, y documentos del Departamento de Energía de los Estados Unidos.
Los estudios realizados por estos diferentes grupos de expertos contradicen las versiones más alarmistas que sostienen que "la Tierra se muere". Las políticas adoptadas por muchos países bajo el pretexto del cambio climático son, en realidad, un gran timo impulsado por ideologías izquierdistas. Estas, con su afán intervencionista, están afectando gravemente a sectores tan fundamentales como el primario.
La evidencia científica muestra un escenario muy distinto: lejos de estar muriendo, el planeta está reverdeciendo. Estas conclusiones no se basan en conjeturas alarmistas, sino en el análisis de más de veinte años de datos satelitales sobre la productividad biológica de ecosistemas terrestres y marinos. Los resultados indican claramente que la fotosíntesis terrestre ha aumentado de forma sostenida, compensando en gran parte las pérdidas oceánicas. Es decir, el planeta está absorbiendo más carbono de lo que se creía.
Esto significa que la biosfera terrestre logra eliminar de la atmósfera el equivalente a cientos de millones de toneladas de carbono respecto al año anterior. Este proceso —la respiración del planeta— es el motor silencioso que sostiene la vida y actúa como primer filtro natural contra el CO2.
Según el artículo publicado en Nature Climate Change, el reverdecimiento se produce en más del 32% de las superficies vegetales, frente a solo un 4% que muestra un declive significativo. Por cada hectárea que pierde productividad, hay diez que la ganan, especialmente en áreas tropicales, donde la productividad se incrementa notablemente.
También los océanos muestran señales positivas. Aunque se observa una pérdida de productividad en las aguas cálidas —donde el vapor de agua es el gas de efecto invernadero más abundante, responsable de aproximadamente el 50% del efecto invernadero natural—, los mares polares y de latitudes medias han registrado un repunte desde 2015, gracias al retroceso del hielo y a una mayor disponibilidad de luz.
A pesar de todo esto, varios países, entre ellos España, siguen insistiendo en que solo mediante restricciones al campo y a la ganadería, impuestos verdes y una interminable lista de normativas, se logrará disminuir el CO2. Sin embargo, la realidad científica apunta en otra dirección.
Por otro lado, cabe destacar la postura de la administración de Donald Trump. Su Departamento de Energía publicó recientemente el borrador del informe "Una revisión crítica de los impactos de las emisiones de gases de efecto invernadero", elaborado por el Grupo de Trabajo sobre el Clima. Este documento es de enorme importancia, ya que representa la primera vez que un gobierno cuestiona, de manera científica, la existencia de una crisis climática y las medidas que organismos como la ONU proponen para combatirla.
El informe sostiene que las altas concentraciones de CO2 favorecen el crecimiento vegetal, lo que contribuye al "reverdecimiento" y al aumento de la productividad agrícola. Además, indica que la reducción de la alcalinidad oceánica —una preocupación frecuente— no ha demostrado dañar los arrecifes de coral. De hecho, la reciente recuperación de la Gran Barrera de Coral sugiere lo contrario.
Finalmente, la Asociación de Realistas Climáticos afirma que el CO2 es menos perjudicial para la economía de lo que se suele suponer, y que las políticas de mitigación agresivas causan más daño que beneficio. También señalan que estas políticas tendrán un impacto directo insignificante en el clima global.
Por tanto, todos los estudios mencionados llegan a la misma conclusión: el planeta no está agonizando.
José García Martinez.
