Desde joven he visto y entrevisto que en el periodismo y en la información en general y en la cultura siempre existen desavenencias entre las voces que gestionan y el resto…
Cuánto más entro en el misterio y enigma del articulismo de opinión, no solo del presente sino del pasado me encuentro, no sé si decir la palabra-término-vocablo joyas. Pero artículos que no te esperabas que alguien los escribiera/escribiese, que alguien pidiera a otro sujeto que lo hiciese, y, que el equipo directivo, aunque sea una crítica dura lo publicase.
Así, me he encontrado con un artículo escrito por Miguel Mihura (1905-1977), titulado: El padre de La Codorniz critica a su hija, que levantó vuelo publicándose el día 22 de diciembre de 1946. Hasta dónde sé, el director de La Codorniz, Álvaro de LaIglesia (1922-1981), le pidió por carta, al fundador de dicha publicación, Miguel Mihura, pero que ya no era el propietario ya que vendió la revista, le pidió a Miguel Mihura un artículo para editarlo en la revista, y, recibió una columna que es una gran crítica, al medio, a los derroteros y caminos que está recorriendo, y, toda la columna es y estriba en las razones de los cambios, lo que ahora se denominaría nueva línea editorial de dicha revista. Estamos hablando de 1946. Pero lo singular, para mí, excepcional, es que ante esta grave crítica, que pudo suponer bajada de lectores, el director del momento, Álvaro de Laiglesia publicó dicha misiva-comentario-artículo-columna.
La Revista La Codorniz fue una publicación de humor gráfico, desde 1941 a 1978, siendo director Miguel Mihura, en el periodo 1941-1944, Álvaro de Laiglesia (1944-1977), Manuel Summers (1977-1978) y Cándido (1978) y, por tanto, ha sido un faro o un eje o un norte en el género del periodismo y del humor y del humor gráfico durante lustros. Diríamos era el respiradero de cierto grado de libertad de expresión y de conciencia y de publicación y de pensamiento. Decir con humor escrito o humor gráfico cosas que quizás en otros lugares no se podían y podrían indicar o expresar. Era la fumarola del volcán, para que el volcán no estallase, el aliviadero de alguna manera, de esa sociedad y de su tiempo. Era averiguar lo que se decía, o algo de lo que se decía, o se podría decir, para saber el corazón y sus pulsaciones de la sociedad. Era admitida por el Régimen, con sus más y sus menos, en ese juego del ratón y del gato. Se deja y no se deja. Es siempre, la misma jugada eterna e histórica, ver algo para entrever el fondo…
El artículo de opinión, como género tiene mucho de misterioso. Un libro, según la temática y según el tono o estética del libro, puede el autor/a saber a qué sector de la sociedad puede ir orientado. Un artículo de opinión, nunca el escribiente sabe a qué público potencial puede ir. Un periódico, hoy como ayer, o, un artículo hoy, puede llegar a una persona de un color de las neuronas o de otro, de una edad o de otra, de un territorio o de otro, llegar hoy, o quién sabe llegarle dentro de treinta años, según lo permite Internet. Por tanto, este artículo no sé a quién le llegará, o dicho de otro modo, no sé, si el lector o lectora que ponga sus ojos en estas palabras, es nacido antes de 1975 o es posteriormente, o si conoce y sabe lo que es La Codorniz, aunque tenga una idea general o no… Así, comprenderá y entenderá usted de lo que estamos hablando…
Creo mucho en aquello de Heráclito, de todo fluye o pantha rhei, todo cambia, aunque no queramos que no cambie, todo cambia. En este artículo, Mihura, talentoso y notable autor de teatro y escritor, aceptaba un humor más suave y más dulce, quizás por el origen de la revista, anteriormente tuvo otro nombre, La Ametralladora, según indican, nacida en otro contexto, pero Laiglesia –también notable escritor de novelas-, estaba en otra situación. Cogió el timón del barco en el final de la guerra mundial y continúo con él, con todas las fases que pasó el Anterior Régimen hasta que llegó el actual.
Claro está Umbral siempre decía que nunca le publicaron, que llegó al despacho del director “aterido de frío y de necesidad”, o algo semejante, cuando lo necesitaba, y, cuándo le pedían artículos, cuando ya la fama estaba sobre su cabeza, siempre se negó a enviarles una columna –quizás, quizás sea la única revista o publicación que Umbral se negase a publicar-.
Pero en todos los lugares, siguiendo a Hegel, dónde vayas, en cualquier grupo, al menos habrá dos sectores de opinión. Esta norma, que se le achaca al maestro Hegel, dicen que es el bisabuelo de las dos grandes ideologías que sobrevaloraron el siglo veinte, los liberalismos-conservadurismos sociopolíticos, los socialismos-comunismos sociopolíticos. ¿Al menos eso es lo que dicen, el creador de la famosa izquierda hegeliana y de la derecha hegeliana, o el que dio las bases para ambos movimientos…?
Evidentemente todo árbol tiene siempre raíces más y más profundas… pero quedémonos con este concepto aproximado. Pues en los periódicos sucede lo mismo, en los medios de comunicación también, en las sociedades se repite siempre la misma tónica, vayas a donde vayas, existen, al menos dos corrientes de pensamiento, dos corrientes de poder, al menos. Al menos, miren ustedes el panorama de hoy, de estas semanas o meses o años…
Se decía, sí se decía en aquellos tiempos, se decía que durante lustros, la revista La Codorniz la leían y la miraban cada número, como Oráculo de Delphos, algunos escriben Delfos, interpretando el misterio de la historia de la Península Ibérica, los que ocupaban los grandes asientos del poder, del Poder, de los diversos Poderes de la Sociedad y del Estado, y, también, los que intentaban ocupar los asientos del Poder, con el tiempo.
En este país desde hace dos siglos aproximadamente, han existido muchas revistas de humor y de humor gráfico. Muchas. Muchas y muy buenas. Unas, con una duración de meses o años o décadas como ésta. Pero ninguna ha tenido tanta importancia, tanto recuerdo como ésta.
Terminemos con el recuerdo de aquel número que se publicó en negro, según cuentan, por el problema de la censura. Terminemos con la famosa frase que se le achaca: “Si cojín es a equis. A nosotros nos importa tres equis que nos cierren la edición”. Paz y bien y sentido común que tanto necesitamos…
