Hace años me encantaba ver las noticias de los telediarios, sobre todo cuando ponían el tiempo, justo después de los deportes, y aunque el mapa fuese el mismo no lo daban igual en todas las cadenas, donde cada presentador o presentadora tenía y tiene su propio estilo.
Hoy día, todos estos presentadores te lo pueden contar de una manera amena y didáctica siguiendo las consignas de esas nuevas élites de hoy abnegadas con ese falso cambio climático que han inventado por sus intereses económicos y sociales.
El hablar del tiempo ya no es un tema recurrente para tratar cuando nos encontramos con el vecino o algún conocido, ya que forma parte de nuestro quehacer diario.
Miramos qué tiempo hará mañana, o dentro de dos semanas, pero nos fiamos mucho más de lo que nos diga el móvil.
Me acuerdo de cuando era niño y veía el tiempo en la tele, y teníamos a nuestro hombre del tiempo, Mariano Medina, que todos los días anunciaba “precipitaciones”, lo que venía a decir que unas veces llovía y otras se había precipitado en la previsión, y así nuestro meteorólogo siempre acertaba.
Sin embargo, hoy en día no necesitamos aguardar al telediario para saber qué tiempo hace o hará aquí o allá, porque disponemos de muchos dispositivos electrónicos que nos van informando al instante y nos hacen predicciones para una semana o un mes.
Las imágenes de una tormenta, una granizada o un vendaval pasan delante de nuestros ojos como un rayo, y en todas las cadenas se permite la participación de los telespectadores para que envíen fotos o vídeos y conozcamos si está nublado en Murcia o soleado en Tarragona.
Contemplamos estas imágenes y nos enseñan las estrellas del firmamento, aquellas que yo veía por la noche cuando era joven e ibas de noche por la orilla de playa volviendo de alguna fiestecilla de verano.
Ahora nos enseñan nebulosas y constelaciones inimaginables en la niñez, inalcanzables todavía para el ser humano, porque dicen que están a muchos años luz y que se tardarían miles de años en llegar a ellas.
Todo esto me recuerda la película “El planeta de los simios” en su versión original, esa en la que el protagonista, interpretado por Charlton Heston vuelve a la Tierra después de un viaje espacial que ha durado dos mil años, pero el pobre no se da cuenta hasta el final y cree estar junto con otros dos astronautas en otro planeta distinto, sobretodo por el desierto y la falta de recursos que se encuentra al llegar.
¡Cómo iban a imaginarse que eran ahora los simios los que dominaban la Tierra y sometían al hombre! Teóricamente se había producido una gran catástrofe que había propiciado la desaparición de la especie humana, y fue el momento que aprovecharon los simios para seguir evolucionando y tomar el relevo.
¡Algo grande tuvo que pasar para que se hubieran cambiado las tornas! A pesar de que ver “El tiempo” nos tenía al tanto de lo que ocurría meteorológicamente hablando, también preocupaba lo que estaba ocurriendo con él, y en esa época creías que ciertos fenómenos no llegarían a ocurrir nunca, como que se pase de un día para otro de una estación a otra.
Los saltos estacionales son un fenómeno que viene ocurriendo desde hace décadas, y uno no sabe ni qué ponerse : lo mismo te hace frío una noche de verano, que te hace un calor tremendo en el mes de marzo...
Los antiguos decían que nunca llueve a gusto de todos, pero no es eso exactamente lo que viene ocurriendo.
La lluvia suele llegar sin previo aviso, cuando le da la gana y en el momento más inoportuno, arrasando cosechas o dañando los frutales.
¿Sabemos por qué se producen esas lluvias torrenciales? Los expertos nos advierten del futuro que nos espera y de cómo vamos a dejar el planeta a las próximas generaciones si seguimos así, abusando de la naturaleza.
La explotación intensiva agrícola y ganadera, de los recursos hídricos o minerales como el carbón y el gas, el empleo de abonos químicos en el campo, o los incendios forestales, están dañando nuestro planeta, el único habitable que conocemos y del que todavía no podemos mudarnos.
Habrá que poner de nuestra parte y remediar, antes de que sea tarde, todos estos atropellos, o nos quedaremos mudos ante los cambios estacionales que pueden ocurrir en un mismo día.
Ya no existe la división de las cuatro estaciones que venía en mi libro de Ciencias Naturales cuando estudiaba EGB.
