Un aspecto de preocupación actual es la situación de las Fuerzas de Seguridad. La “Ley de Seguridad Ciudadana” ha sido atenuada, y las limitaciones impuestas a la policía, tanto en recursos como en capacidad operativa, han suscitado críticas desde hace tiempo por parte de los profesionales de la seguridad pública.
Las Fuerzas de Seguridad del Estado se encuentran desmotivadas por las continuas promesas incumplidas de los diferentes Gobiernos en relación con la equiparación salarial y el reconocimiento de su labor como profesión de riesgo, además de enfrentar una creciente inseguridad jurídica.
Lo que está ocurriendo en la actual democracia podría compararse, en cierto modo, a la situación de inseguridad de la época de los bandoleros.
Una parte de la sociedad que está representada en el Congreso de los Diputados promueve una política de desacreditación hacia los militares y policías, implementando medidas sin realizar una evaluación previa con los especialistas, mientras el resto (excepto el Grupo Parlamentario de Vox) guarda silencio por miedo a ser señalados como “fachas”.
Como se suele decir, “entre facha y la ultraderecha” hay una línea muy fina, por lo que se busca crear un “cordón sanitario” antes de ser estigmatizado con ser un facha o un ultraderechista.
Vivimos tiempos difíciles, y mucha gente busca más fuera de ellos mismos que querer mejorar internamente. Estos tiempos que vivimos, tienen que servir para aprender y para ser parte de nuestra historia, porque sin duda alguna, están cambiando muchas cosas de nuestro entorno y eso debe ayudarnos a transformarnos por dentro, y la razón es que muchas cosas se mueven dentro de nosotros, pero lo que ocurre es que muchas veces no somos conscientes de porqué ocurre así.
La tendencia de infinidad de personas es vivir los acontecimientos como si no fueran con ellas, como si todo fuera normal y como si lo que ocurre no tuviera nada que ver con ellas, pero no es así.
Los seres humanos modificamos nuestro destino en cada decisión que tomamos, en cada realidad que aceptamos y en cada segundo de vida que vivimos, y es que con nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras actitudes de vida, modificamos el futuro sin apenas darnos cuenta de porqué lo hacemos.
Sin duda alguna, somos los creadores de nuestro destino y escribimos a cada paso nuestra propia historia, y ahora más que nunca tenemos que aprender a crear en positivo, y además, tenemos la capacidad de reescribirla bien si dejamos de votar al bipartidismo, es decir, a los mismos de siempre, porque si el ciudadano vota a esos mismos de siempre, obtendremos los mismos resultados : leer las mismas cosas sin aprender nada, y es que posiblemente, tenemos en nuestras manos la posibilidad de una nueva vida más completa y satisfactoria.
