La Manga del Mar Menor se enfrenta a un grave problema de seguridad que las autoridades parecen ignorar: la insuficiencia alarmante de efectivos tanto de Policía Local como de Guardia Civil para atender una zona turística que multiplica su población durante la temporada estival.

La situación es crítica. Los vecinos y comerciantes de La Manga denuncian que el tiempo de respuesta ante cualquier emergencia o incidente puede superar fácilmente la media hora, un plazo inaceptable que pone en serio riesgo la seguridad de residentes y turistas. Esta demora no es producto de la dejadez de los agentes, sino de una realidad matemática aplastante: no hay suficientes efectivos para cubrir los veintiún kilómetros de longitud de esta singular franja de tierra.

La precariedad de medios es especialmente preocupante durante los meses de verano, cuando la población se dispara y La Manga se convierte en uno de los principales destinos turísticos de la Región de Murcia. Robos, altercados, accidentes de tráfico o cualquier emergencia que requiera presencia policial se enfrentan al mismo problema: la distancia y la falta de patrullas disponibles.

Los datos son contundentes. Mientras otras zonas costeras de similar afluencia turística cuentan con refuerzos significativos durante la temporada alta, La Manga continúa funcionando con una dotación claramente insuficiente. Los agentes destinados en la zona se ven desbordados, obligados a priorizar emergencias y dejando desatendidas situaciones que, aunque parezcan menores, contribuyen al deterioro de la convivencia y la sensación de inseguridad.

Esta situación genera una paradoja preocupante: se invierte en promocionar La Manga como destino turístico de calidad, pero se descuida uno de los pilares fundamentales de esa calidad: la seguridad. Los comerciantes advierten que esta deficiencia puede tener consecuencias económicas graves, ya que la percepción de inseguridad acaba afectando a la reputación del destino.

Las asociaciones vecinales llevan años reclamando un refuerzo sustancial de los efectivos policiales, especialmente durante los fines de semana y la temporada estival. Piden que se establezca una dotación permanente acorde con las necesidades reales de la zona, no solo en número de agentes sino también en medios materiales y coordinación entre los diferentes cuerpos de seguridad.

Es urgente que las administraciones competentes, tanto el Ayuntamiento como la Delegación del Gobierno, tomen cartas en el asunto. La seguridad no puede ser una variable de ajuste presupuestario. Los ciudadanos de La Manga, ya sean residentes permanentes o visitantes ocasionales, tienen derecho a contar con una respuesta policial rápida y eficaz.

El tiempo de espera de media hora ante una emergencia no es solo una estadística: es tiempo durante el cual puede consumarse un robo, agravarse una agresión o perderse una vida. Es tiempo que La Manga no puede seguir permitiéndose.

José Antonio Carbonell asesor, consultor y auditor en seguridad