Entre 1987 y 1996, cuatro tortugas ninja se hicieron famosas: Leonardo, Donatello, Michelangelo y Raphael. Todas con nombres del Renacimiento y la fuerza de mil tortugas —o eso decían los dibujos.Pues bien, aquí en la Región de Murcia también tenemos nuestras propias "tortugas ninja", aunque no reparten justicia, sino hectáreas: cuatro tortugas moras que tienen en jaque a más de mil agricultores.
La consejería de Medio Ambiente, amparándose en una ley de 1995 (sí, de cuando los chiquillos aún veían los dibujos), pretende cargarse de un plumazo más de 169.000 hectáreas de cultivo y 21 corredores ecológicos. Casi nada.
El otro día hablaba del asunto con mi hijo, mientras mi nieto escuchaba atento. De repente suelta:—"Abuelo, ya sé quién va a ganar lo de los corredores."—"¿Ah sí? ¿Quién?"—"La tortuga."Y claro, me dejó sin réplica. En la fábula de la tortuga y la liebre, ya se sabe quién cruza la meta. Aquí también parece que la tortuga lleva ventaja.
En la serie, las tortugas vivían en las alcantarillas de una gran ciudad. Y aquí, el Decreto de Conservación de la Tortuga Mora también se publicó de noche… y en agosto. En el BORM, claro, con "alevosía y veraneo". Vamos, que no querían que se enterara ni el apuntador.Lo lógico habría sido hacer primero una consulta pública, hablar con los agricultores, las comunidades de regantes, las asociaciones agrarias… Pero no: primero lo publican y luego, si eso, que proteste quien se entere. Por eso el proyecto huele tanto a alcantarilla como las tortugas originales.
Sobre la tortuga se han hecho varios estudios, el más serio el de la Universidad Miguel Hernández de Elche (2015-2019). Tras años de trabajo, sus conclusiones fueron ambiguas y poco claras. Las delimitaciones del plan se basan más en modelos de probabilidad que en datos contrastados.Vamos, que el Maestro Splinter, aquella rata sabía que guiaba a las tortugas ninja, habría hecho un plan más sólido.
Eso sí, hay algo clarísimo: el presupuesto. 2.040.000 euros para seis años de estudio. Una recompensa digna de villano de cómic.En la serie, el malo era Shredder (Oraku Saki). Aquí los villanos parecen tener otro nombre: Ecologistas en Acción. Los mismos del Mar Menor, que ahora repiten con la tortuga. Qué suerte tienen algunos: seis años más de sustento público asegurado.
Mientras tanto, nos dicen que la tortuga necesita recuperar su hábitat, que hay que frenar la agricultura, el desarrollo, las urbanizaciones... En resumen: que volvamos a la Edad de Piedra, pero con paneles solares y cámaras vigilando tortugas.Porque sí, quieren "monitorizar" el campo, llenarlo de postes y cámaras. Va a quedar precioso, como Times Square pero con conejos y pitas.
Y por si faltaba algo, el proyecto incluye sanciones, basadas en la Ley 7/1995 y el artículo 334 del Código Penal. Vamos, que, si un agricultor se cruza con una tortuga, casi mejor que le pida permiso por escrito.
En los dibujos animados, las tortugas acaban ganando, sacrificándose por el bien común. Aquí, parece que también.Pero ojalá esta vez la historia acabe diferente. Porque algunos creemos que sí, que agricultura y tortugas pueden convivir, sin necesidad de que nadie acabe convertido en villano.
