Nota remitida por Foro de la Familia:

“Las propuestas de la Ministra Aído sobre el aborto son inconsistentes, ayunas de evidencias científicas y profundamente insolidarias, además de poco coherentes con la Constitución. Por eso no es extraño que su defensa pública sea demagógica y carente de argumentos sólidos. A la Ministra sólo le queda el viejo recurso de los laicistas hispanos: tengo razón porque discrepo de la Iglesia. ¡Triste y pobre forma de razonar!”.

 La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, sigue con su peculiar campaña de desinformación sobre su iniciativa para conseguir el aborto legal sin límite en España. El Foro de la Familia Region de Murcia que lucha por la defensa de la mujer y sus intereses manifiesta que los siguientes argumentos de la ministra sobre el aborto son demagógicos y carecen de solidez:

a) Aído presenta como un acuerdo social la necesidad de modificar la ley vigente, pero ocultando que la mayoría de la sociedad lo que pide es que se reforme esa ley injusta para proteger al nasciturus y dar alternativas a la mujer, es decir para acabar con el aborto; mientras que lo que ella propone es más aborto y ninguna protección para la mujer a la que su ley va a dejar indefensa frente a la violencia estructural que la aboca en soledad al aborto.

b) La ministra dice que hay que poner un límite a la inseguridad actual y propone para ello que a partir del momento de la viabilidad fetal no se pueda abortar pero antes sí, sin límites hasta las 14 semanas y con ciertos requisitos después. Frente a esto está claro que hoy no hay inseguridad jurídica alguna sino sólo un inmenso fraude de ley consentido por omisión por el Gobierno que ha hecho del aborto un negocio muy lucrativo para algunos y sin control. El argumento de Aído oculta la pretensión de dar cobertura a los negociantes del aborto actualmente implicados en causas penales ante nuestros tribunales y que esperan la reforma de la ley que han violado para encubrir sus culpas por la aplicación de retroactiva de la ley penal más beneficiosa para el reo.

c) La titular de Igualdad presenta como religiosa cualquier postura contraria a la suya, para así rechazar esas posturas como si se tratase de imposiciones particulares. La Ministra desconoce que la defensa de la vida es una causa humanista, de derechos humanos, como la lucha contra la violación, el asesinato o la pederastia; el que personas religiosas coincidan en esta causa humana común honra a esas personas pero no debilita la postura común ¿o es que habría que despenalizar la violación, el asesinato y la pederastia porque la Iglesia Católica los condena como crímenes?

d) La propuesta sobre la liberalización del aborto se presenta como una forma de reducir el número de abortos, colocándose así contra toda evidencia: todo lo que se despenaliza, aumenta. Una mayor libertad para abortar sólo producirá una banalización de esa conducta y un mayor abandono de la mujer por lo que el número de abortos se incrementará.

e) La Ministra no quiere mirar al embrión y al feto humano: sobre él no dice nada, como si no tuviese nada que ver con el aborto. ¿Cuando la Ministra de Igualdad nos dirá su opinión sobre qué es el nasciturus para que podamos valorarla? ¿Es razonable hablar sobre el aborto y legislar sobre él sin pronunciarse sobre qué es y qué valor se le da a su principal víctima?

f) La Ministra de Igualdad tampoco quiere ve a la mujer que aborta: ni sus problemas, ni su angustia, ni su soledad, ni el chantaje emocional que tantas veces rodea a un aborto. Para esa mujer la Ministra no tiene ninguna propuesta positiva, ninguna alternativa. Sólo le ofrece más facilidad y soledad para optar por lo más dramático, duro e irreversible: el aborto.

g) la Ministra no quiere atender a los datos científicos sobre el origen de la vida humana. ¿Cómo se puede legislar sin atender a los datos sobre la realidad sobre la que se quiere legislar?.

El presidente del Foro Español de la Familia, Benigno Blanco, ante los argumentos expuestos destaca que “las propuestas de la Ministra Aído sobre el aborto son inconsistentes, ayunas de evidencias científicas y profundamente insolidarias, además de poco coherentes con la Constitución. Por eso no es extraño que su defensa pública sea demagógica y carente de argumentos sólidos. A la Ministra sólo le queda el viejo recurso de los laicistas hispanos: tengo razón porque discrepo de la Iglesia. ¡Triste y pobre forma de razonar!”.