El pasado día 22 de octubre comenzó el primer juicio de uno de los trabajadores por el impago reiterado de sus salarios. La vía judicial se ha convertido en la única salida para el personal laboral que ha visto como desde el Gobierno regional no se ha actuado para investigar el paralelo de los 2,4 millones de euros en subvenciones aportados el pasado 1 de abril.
Los trabajadores de Prensa del Sureste S.L., editora de los diarios Elfaro de Murcia, Elfaro de Cartagena y Crónica del Sureste continúan con su particular viacrucis laboral ante la pasividad de las autoridades gubernamentales y de los instrumentos de control como la Inspección de Trabajo o el Instituto de Fomento.
Las 51 familias afectadas viven con estupefacción como el personal laboral de Prensa del Sureste acude día tras día a firmar a sus puestos de trabajo debido a la falta de papel ni planchas para la impresión de los rotativos. A mitad de octubre, los trabajadores, que habían iniciado una huelga indefinida por el impago de las tres últimas nóminas, decidieron reincorporarse paulatinamente a sus puestos de empleo, habida cuenta de que la empresa no había comprado el material necesario para que los periódicos estén en la calle diariamente. En la actualidad, la empresa tiene abultadas deudas con Seguridad Social, Agencia Tributaria, alquieres de las tres sedes (Lorca, Cartagena y Murcia), y debe cuatro y en algunos casos cinco mensualidades al personal laboral-
Desde el Comité de Empresa se ha dado cuenta de la dramática situación a diferentes agentes sociales como sindicatos, Defensor del Pueblo, partidos políticos como IU, PSRM, PP e UPyD, e incluso a responsables del Gobierno regional sin que esta última instancia haya actuado en consecuencia. El Comité de Empresa ha presentado diversas denuncias a la Inspección de Trabajo hace meses sin que aún se hayan producido las pertinentes sanciones e investigaciones, y ha dado parte a la Comunidad de la desaparición (en extrañas circunstancias), de los 2,4 millones de euros aportados en concepto de subvenciones por parte del INFO el pasado 1 de abril de 2009.
A pesar de haber recibido estas ayudas, que contaban con un año de carencia, los trabajadores de Prensa del Sureste vienen sufriendo retrasos e impagos de sus salarios desde noviembre de 2009, alcanzando en la actualidad las cuatro mensualidades para la totalidad de la plantilla, e incluso cinco para algunas personas de rotativa.
Prensa del Sureste S.L. fue vendida por Trinitario Casanova a Tumbo de Privilegios por 1 euro. Tumbo de Privilegios, ahora Negocio y Estilo de Vida, la editora del gratuíto económico 'Negocio', cuyos socios mayoritarios son José María Sayago y Fernando Sánchez Lázaro. Poco tiempo después de la compra de Prensa del Sureste S.L. se lograba las ayudas de la Comunidad Autónoma por valor de 2,4 millones de euros. Una vez cobrado este dinero, Sayago y Sánchez Lázaro se desvincularon de Prensa del Sureste S.L. vendiendola por 1.300.000 euros a una empresa llamada 'Se Puede Comunicación', que anteriormente se había dedicado a la energía fotovoltaica bajo el nombre de Guadalest.
Una vez desvinculados de Prensa del Sureste S.L., pero no del dinero de la subvención, Se Puede Comunicación emprendió una política de desgaste, impagos, retrasos y desplantes con la plantilla de Prensa del Sureste con el fin de que éstos terminaran por abandonar la empresa.
El pasado 22 de octubre tuvo lugar el primero de los múltiples juicios con los que el personal laboral de Prensa del Sureste SL solicita su desvinculación laboral con la empresa y le reclama los salarios impagados. En esta primera sesión, apareció el apoderado de Se Puede Comunicación, Víctor Cortés, quien manifestó 'que le daba igual, porque él no iba a poner un duro, nos pagará el Fogasa'.
Con semejante actitud chulesca y despreocupada, los Trabajadores de Prensa del Sureste se sienten desprotegidos por parte de los organismos gubernamentales que deben velar por el cumplimiento de las leyes laborales, y porque el dinero de sus subvenciones no sea 'expoliado' por empresarios de semejantes conviciones morales.
