El misterio de la Navidad en las acuarelas de Falgas, “destellos de la belleza de Dios”

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“Diálogo entre fe y arte”, una iniciativa para la Evangelización

“Enhorabuena, me gusta mucho cómo pintas”. Con estas palabras, explica el Vicario para la Evangelización de la Diócesis de Cartagena, D. José Alberto Cánovas, que  felicitaba un niño de ocho años al pintor D. José María Falgas en la mañana de ayer, frente a la muestra de acuarelas del Museo Salzillo expuesta en el Palacio Episcopal, que narra diversas escenas del misterio de la Navidad. Ése es el objetivo de esta exposición, evangelizar a través del arte, como ocurre ante la mirada de un niño que se admira de la obra de un pincel que, inspirado por Dios, le lleva a contemplar los tesoros de la vida de Jesús. El Vicario para la Evangelización explica que este proyecto se enmarca en lo que el Santo Padre ha llamado “atrio de los gentiles”, en la que se propone un primer anuncio cristiano al mundo de la cultura. “Ver cómo fe y cultura han interactuado a lo largo de la historia”-comenta. De este modo, Cánovas añade que en esta representación “una de las manifestaciones es precisamente contemplar la belleza, en un belén de Salzillo, visto por los ojos de un gran pintor de nuestra tierra.”  “Dentro de ese diálogo de fe y cultura, aparece el diálogo entre fe y arte, en este caso en la persona de este gran pintor, que es José María Falgas”- señala.  “Son muchos los que pasan a ver esta bella exposición – afirma. - Yo creo que se van con una agradable sensación de Navidad; han contemplado algo del misterio del Dios que se hace carne, el Dios de la belleza, el Dios de la bondad, el Dios de la cercanía, todo eso también es arte”.

El objetivo de la Vicaría para la Evangelización a través de estas pinturas “es hacer ver cómo el arte, la belleza, ya que de alguna forma son destellos de la belleza divina, expresan algo de sentimiento religioso.” “Allí donde hay belleza auténtica, allí está el misterio de un Dios que es belleza plena” –asegura D. José Alberto Cánovas. En este sentido, expresa que su intención es “que la gente pueda impactarse de estos destellos de la belleza de Dios, pues tras la contemplación del arte auténtico y bueno, el corazón se sosiega, el corazón se abre a la esperanza.” “El arte es siempre motivo de esperanza”- reitera el Vicario.

Cánovas informa de que, “así como hay un arte diabólico -diabólico significa lo que separa, especifica el Vicario -hay un arte simbólico, el arte que acomuna, que integra.”  Rememorando a Platón, recuerda  que “la belleza es la plenitud del ser, cuando a ese ser no le falta nada es bello”. “Este arte no solamente es el que ilustra nuestra inteligencia, sino que nos llega a la emotividad, a la sensibilidad y nos lleva a la experiencia de Dios, porque la experiencia estética tiene mucho que ver con la experiencia de emoción religiosa”- asevera. De igual forma, precisa que “con el arte podemos dialogar; hay una sincronía y una sintonía entre la belleza y la experiencia de fe, entre la emoción estética y la emoción religiosa.” El presbítero apunta que “es una propuesta de un primer anuncio a la gente que hoy, que en esta cultura post-cristiana no tiene la posibilidad, porque no hay espacios en los que encontrarse con otras dimensiones de la realidad humana, como la trascendencia, la más fundamental, porque es la que trae esperanza y energía.”

Falgas: “El arte hay que mirarlo con humildad”

Por su parte, el pintor de estas acuarelas, D. José María Falgas, alega que “la iconografía en el arte religioso es tan sumamente insuperable por la herencia que nos han dejado, que cualquier artista, pintor o escultor tiene que plantear nuevas proposiciones.” “Yo he reflexionado sobre la trascendencia directa a lo popular –cuenta el artista- ¿qué es lo que queda de ese gran arte cuando llega a la gente, cuando se incorpora a la vida cotidiana, qué es lo que nos gusta…?” Así es cómo Falgas llega a la conclusión de querer “arrancar del arte del inmenso Salzillo para hacer algo que tuviese la novedad de una técnica totalmente aparte, como es la acuarela, no porque no fuera a interpretarlo en otra dirección técnica, sino porque la acuarela era más directa, más emocional, más comprometida, más difícil, (y a mí las cosas difíciles siempre me han gustado).”  “Salzillo, cuando hacía estas cosas, las hacía bajo una verdadera inspiración – confiesa Falgas.- Los demás estamos un poco ante ese asombro, intentando poner nuestro granito de arena.” El acuarelista manifiesta su deseo de que el arte coja “una dimensión nueva, en el sentido de apelar a la sensibilidad popular, a la sensibilidad de la gente en general, sin grandes dosis de preocupación grandilocuente”.

La “historia” de la creación de las composiciones de la exposición la narra el artista de modo entrañable. “Surgió de una forma totalmente, iba a decir casual, pero no debe decirse”- bromea. “Coincidió con una operación de limpieza de las figuras que estaban metidas en sus jaulas de cristal. Yo tenía amistad personal con el presidente de entonces y asistí por invitación de él y por curiosidad de ver todas esas figuras en directo (a 25cm de distancia, no verlas a través de un museo). Aquello me sugirió -porque se me permitió tomar apuntes- tomar dibujos muy rápidos y llegué a la conclusión de que, en primer lugar, había que respetar un Salzillo, hacer verdaderos retratos de aquellas figuras de Salzillo, para que en todo momento prevaleciera esa identidad.” Con cariño recuerda cómo evolucionó su idea hasta cobrar forma. “Si a mí Dios no me echa una mano, eso no sale –reconoce entre risas. Era realmente difícil combinar todas las escenas, relacionar figuras y hacer las composiciones”.

Falgas halla sus raíces de su arte religioso en su infancia. Cuando mira estas pinturas evoca aquellos momentos en que “voy haciendo el belén, de la mano de mi madre, en torno a los años 30-40, cuando empezó a poderse hacer de nuevo, después de la catástrofe de la guerra”. “Yo tengo en mi estudio de Madrid un belén de forma permanente, es como un recuerdo constante de los buenos momentos de la infancia… Te traía un tiempo feliz y todo eso lo miras de una forma muy singular”- expresa.

¿Qué disposición hemos de tener al visitar esta muestra que participa del misterio de la Navidad? Falgas ha respondido claramente a esta cuestión: “El arte hay que mirarlo con humildad”. Ante este consejo del artista murciano, el Vicario para la Evangelización añade que “el arte auténtico es el esplendor de la belleza, son momentos de la belleza y por tanto, tienen un potencial divinizador extraordinario.” “El mundo es mejor porque existe la belleza que plasman las manos, la inteligencia y el corazón de los artistas –aclara- Por eso, insisto, el arte es siempre cultura y civilización, hace crecer al ser humano en todas sus dimensiones”

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