El sector hostelero presenta cifras negativas en julio.
La precariedad sigue imperando y solo el 7 % de los contratos celebrados son indefinidos.
La Reforma Laboral sigue demostrando su inutilidad y su verdadera esencia: beneficiar al sector más reaccionario y neoliberal del empresariado.
El paro disminuyó en la Región de Murcia el pasado mes de julio en 675 personas, un 0,46% menos que el mes anterior, lo que hace un total de 144.548 personas inscritas en el desempleo, un 10,97% más que el año anterior.
El paro ha disminuido en los sectores de Industria -240 personas; en la Construcción -318; en Servicios -1.637 personas, y el colectivo de sin empleo anterior -1.054 personas. Se ha incrementado en la Agricultura +463 personas y en Servicios en +474. En el colectivo de personas extranjeras disminuye en -288. De las -675 personas que disminuyen las cifras del paro en el mes de junio, disminuye en -306 hombres y en -369 mujeres.
El pasado mes de julio, en Murcia, se ha realizado 52.998 contratos, lo que supone un decremento de -9.139 (-14,71%) respecto al mes anterior. De los contratos realizados solo el 7,04% son indefinidos y el 92,96 lo son temporales.
Por otro lado la afiliación media a la Seguridad Social, se redujo en 1.402 personas (-0.28%) el pasado mes de julio en Murcia, a pesar del incremento de 3.506 personas (+55,28) en el Sistema especial de Empleadas y Empleados del Hogar. El sector agrario ha perdido en julio de 2012 3.128 afiliaciones (-4,39 %). El Régimen General gana un 0,39 % de afiliaciones.
Aunque para CC.OO. es positiva cualquier reducción del paro, que el desempleo baje en 675 personas en plena campaña veraniega no podemos considerarlo un éxito, máxime teniendo en cuenta que uno de los sectores “estrella” del verano en materia de empleo, el sector Servicios, ha perdido empleo en un mes en el que tendría que haber sacado de la cola del paro a muchas personas.
La injusta e innecesaria reforma laboral aprobada por el gobierno de Mariano Rajoy sigue teniendo el comportamiento que esperábamos de ella: ningún efecto positivo y mucho sufrimiento para las personas en paro, jóvenes, pensionistas, trabajadoras y trabajadores públicos y para toda la población en general. Y ello para beneficiar a un reducido segmento de banqueros y empresarios que en lo último que piensan es en el bien común. El empleo precario sigue primando sobre el empleo estable, y los despidos baratos se han adueñado de las relaciones laborales.
