El diputado del PP Jesús Cano ha solicitado hoy en el pleno de la Asamblea Regional la declaración de la fiesta de los toros como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Región de Murcia, apoyándose “en su importante arraigo cultural” y en “su importancia como sector cultural y económico de primer orden”.

El PP ha pedido, igualmente, al Gobierno regional que inste al Gobierno nacional a solicitar la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de España y a promover, más adelante, las gestiones necesarias para lograr la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.

El diputado sostiene que “la Tauromaquia se ha mantenido como el segundo espectáculo de masas, incluso en los momentos de crisis” y ha añadido que se trata de la disciplina cultural que más ingresos reporta al Estado y que más contribuye a la conservación y mejora del medio ambiente”.

En su intervención, Cano ha manifestado que los toros generan 2.500 millones de euros al año en España -375 de los cuales se obtienen en las taquillas- y ha añadido que cada euro que se ingresa por la venta de entradas, genera otros 1’60 euros indirectos o inducidos para la economía local.

Cano no solo ha puesto de manifiesto la importancia del espectáculo taurino como generador de empleo sino como promotor de la conservación y mejora del medio ambiente, “dado que en la crianza del toro bravo intervienen unas 450.000 hectáreas de alto valor ecológico”.

El diputado ha destacado también la importancia del mundo del toro como transmisor de valores como la solidaridad traducidos en actos como el Festival por los damnificados por el terremoto de Lorca o su permanente apoyo a la Asociación Española Contra el Cáncer en Murcia.

Con la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Región, la Comunidad se adelanta a las acciones emprendidas a nivel nacional en relación al reconocimiento de la fiesta de los toros como un hecho cultural íntimamente ligado a la historia y las tradiciones de la Región de Murcia y de España, y da un paso más en su reconocimiento como valor cultural de primer orden, tras la declaración, en 2011, de la fiesta como Bien de Interés Cultural.