Ya desde el inicio de la jornada, un Acto Público que debería haber tenido un desarrollo normal se convirtió en un bochornoso espectáculo impropio de una sociedad democrática por iniciativa del Sr. Director de Función Pública y Calidad de los Servicios, que ordenó un control de accesos más propio de un estado policial que de una sociedad tan pacífica como es la murciana. Se ordenó el cierre de todas las puertas de acceso a Función Pública filtrando la entrada al personal, que mostrando su DNI accedía por una puerta estrecha y sólo si formaba parte del personal llamado al acto. Reforzaron dicho control recurriendo a la policía nacional.
La respuesta del Dr. General de Función Pública a las posibles y legítimas demandas del colectivo del Personal de Servicios responde a la estrategia de criminalizar la protesta contra las privatizaciones de los Servicios Públicos y en concreto los servicios de limpieza de los Centros de Enseñanza Secundaria de la región.
A esto hay que añadir las prácticas antisindicales del Dr. General de Función Pública y su desprecio a la Ley Orgánica de Libertad Sindical, impidiendo que los representantes de los trabajadores ejercieran las funciones para las que están legitimados. El malestar y la tensión creada previa al Acto, solo es achacable a la actitud autoritaria e impositiva del Director General de Función Pública, ajena a la cultura de diálogo, negociación, pactos y acuerdos que debe presidir las relaciones entre la Administración Pública y su personal.
