Un niño tarda en adaptarse a la rutina escolar entre una semana y tres meses

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Llevar su juguete favorito los primeros días de clase, que sus tutores le acompañen a la entrada y salida o disfrutar de un horario progresivo puede contribuir a que el menor se adapte más fácilmente.

La adaptación a la rutina de un niño es dos veces más difícil que para un adulto, enfrentarse a un entorno desconocido o con el que ha perdido contacto durante un largo periodo puede resultar complicado en algunos casos.

Durante los primeros 24 meses de vida

Es probable que ésta sea la mejor etapa para adaptarse a un entorno nuevo, ya que los bebés, sobre todo durante los 8 primeros meses de vida, no son tan conscientes de que se les deja en un lugar diferente, aunque no por esto hemos de prestar menos atención a su adaptación.

En este caso es casi más importante la capacidad del educador que del propio niño. Eso sí, el pequeño deberá adquirir horarios similares a los que tendrá en la escuela infantil tanto para comidas, como para juegos o siestas.

La estancia en centros educativos durante los primeros meses de vida puede ayudarle a adaptarse mejor, ya no solo en su larga carrera escolar, sino a situaciones cotidianas de la vida.

A partir de los 24 meses, la aclimatación depende mucho de la personalidad del niño. En este caso, y sobre todo si es la primera vez que acude al colegio, debemos atender a diferentes consejos para que resulte menos traumático y pueda estabilizarse lo antes posible.

Consejos para acelerar la adaptación

Según el doctor Gómez Sánchez, psiquiatra pediátrico del Hospital La Vega: "la acomodación debe ser progresiva y siempre mostrando por parte del progenitor una actitud positiva y sin dramatismos al dejarlo en el cole".

Durante la semana previa es muy práctico que el pequeño adquiera el hábito de despertarse más o menos a la hora en que tendrá que hacerlo durante el curso escolar.

Es importante que en los primeros días sean los padres quienes acompañen al pequeño, tanto a la entrada como a la salida, para que el niño adquiera cierta confianza con el entorno en el que se encuentra. Igualmente es recomendable no hacer demasiada extensa la despedida entre el menor y los padres y evitar dramatismos ya que las experiencias de esta etapa van a ser permanecer durante mucho tiempo en la memoria afectiva del niño, por lo que es mejor cuidarlas minuciosamente.

Puede ser útil que durante los primeros días lleve un juguete, peluche u objeto que le recuerde al entorno familiar.

Es mejor que el niño vaya aumentando las horas que pasa en el entorno escolar poco a poco. Resultará más eficaz que se adapte progresivamente en vez de que tenga que pasar 8 horas de repente en un lugar desconocido para él.

El papel paterno es muy importante, el pequeño necesitará paciencia y atención tras ser recogido de la escuela. Es mejor que los progenitores estén al día del aprendizaje de sus hijos para potenciarlo tras la salida del cole. La actitud positiva es esencial, el niño debe sentir seguridad por parte de sus progenitores y así entenderá que el lugar donde ahora pasa gran parte de su tiempo es un sitio de confianza y bueno para él.

Ante las reacciones emocionales que el niño pueda presentar (lloros, pataletas…) conviene saber que normalmente son pasajeras y fruto del temor del niño a la nueva situación. No hay que regañarles por ellas, sino actuar con cariño y comprensión.

En cualquier caso y dependiendo de cada niño, la adaptación completa puede tardar entre 1 semana y 3 meses, la implicación con el educador y la paciencia suelen ser las armas más útiles ante esta situación.

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