La Iglesia Católica celebra este próximo domingo, 18 de enero, la 101 Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado con una invitación a reflexionar en torno al lema de este año: “Iglesia sin fronteras, madre de todos”, que resalta la idea de que en un mundo donde las distancias cada día son más cortas y fáciles de recorrer, siguen existiendo barreras físicas, legales, psicológicas y sociales para millones de emigrantes y refugiados. La Iglesia realiza una gran labor en la acogida de los emigrantes, buscando siempre la integración de las personas en todos los ámbitos: educativo, laboral y personal.
Los obispos españoles subrayan en su mensaje que el Papa Francisco «ha dirigido a toda la Iglesia un mensaje estimulante, luminoso y profético que nos invita a contemplar a Jesús, “el evangelizador por excelencia y el Evangelio en persona”, a dejarnos sorprender por su solicitud en favor de los más vulnerables y excluidos, a reconocer su rostro sufriente en las víctimas de las nuevas formas de pobreza y esclavitud, a acoger su palabra, tan clara, tan contundente: “Fui forastero y me hospedasteis”». Los obispos de la Comisión insisten en la necesidad de “salir al encuentro” de los hermanos emigrantes, “haciendo visible la maternidad de la Iglesia”.
Esta jornada ha reforzado su importancia teniendo en cuenta que la Iglesia subraya el escenario de las migraciones como el segundo campo en importancia para la Nueva Evangelización. En innumerables ocasiones el Papa Francisco ha mostrado su preocupación por la atención social y pastoral de los emigrantes y refugiados.