Hace poco más de un año, el 13 de agosto de 2014, Zúrich veía a un murciano coronarse campeón de Europa. El protagonista de aquel momento, que ya lo había sido antes merced a su bronce mundial en Moscú, a su diploma olímpico en Londres, sabía que la progresión a partir de entonces no iba a aceptar algo que no fuera la máxima ambición. Una ambición cuyo fundamento debía llegar desde el físico, pero quizá aún más desde la mente.

En su conjunto, hablando de marcha, nadie en el mundo es capaz de aproximarse a día de hoy a Miguel Ángel López Nicolás. Ninguna demostración más evidente que la suya en Pekín, esta madrugada del 23 de agosto de 2015 que se ha sumado a la relación de días históricos para nuestro atletismo. La Región de Murcia ya cuenta con un campeón del mundo absoluto.

La final de 20km. Marcha arrancaba en el Estadio Nacional de Pekín, con tres vueltas en las que podía adivinarse quiénes iban a ser los principales candidatos al triunfo. Si bien, los primeros kilómetros fuera del tartán se desarrollarían con un compacto grupo de marchadores en cabeza, pronto aún para las intentonas. El primero en probarse, al borde del km. 5, sería el alemán Hagen Pohle, aunque su ataque apenas sirvió para estirar ligeramente el grupo delantero.

Un bloque en el que permanecían todos los favoritos al ecuador de la prueba, siempre comandados por los chinos Chen Ding, Zhen Wang y Cai Zelin. Caían los kilómetros y apenas cambiaba el panorama, rebasándose el ecuador de la competición con unos 13 hombres en el pelotón de cabeza. Siempre, Miguel Ángel López en un lugar envidiable, raramente lejos de la sexta plaza.

Irremediablemente, la criba acabó por llegar. Wang se desmarcaba del resto, permaneciendo el murciano cerca de 20m. por detrás junto a Ding, Zelin y el ecuatoriano Andrés Chocho. Ding remitía, y Cai se desmarcaba aquejado de problemas estomacales, al tiempo que Miguel Ángel dejaba atrás a Chocho, descalificado a la postre. La plata era entonces segura, pero no suficiente. Solamente quedaba Wang.

El asiático trataba de evitar lo inevitable, pues el murciano marchaba decidido a darle caza y no ofrecerle siquiera discusión por el oro. Así fue como se emparejaría inicialmente con Wang, inmersos en los últimos dos kilómetros, y coincidiendo con el toque de campana, con la última vuelta, daría el arreón definitivo. La marcha imperial de Miguel Ángel no ofrecía respuesta, acusándose esa diferencia aún más debido a las dos tarjetas con las que ya contaba Wang.

Como resultado, una hora y 18 minutos después del pistoletazo inicial, el nido de pájaro vería de regreso al primero de los marchadores. Poco después, cuando se cumplía una hora, 19 minutos y 14 segundos, ese atleta cruzaba la línea de meta, se proclamaba campeón del mundo y ponía el broche dorado a una madrugada inolvidable para nuestra región. Para una tierra que hace apenas tres meses le vio brillar in situ, que hoy vibró pegada al televisor, y que dentro de un año seguro volverá a hacerlo. El sueño olímpico se acerca cada vez más a la realidad, gracias a Miguel Ángel López Nicolás.