Granada ha sido el punto de partida de la campaña de promoción nacional del Año Jubilar 2017 que acaba de poner en marcha la Consejería de Desarrollo Económico, Turismo y Empleo y que concluirá el próximo diciembre.
La primera acción incluida en esta campaña tuvo lugar el martes en el hotel-convento AC Santa Paula y consistió en una presentación del destino y posteriormente un desayuno de trabajo al que asistieron algunas de las entidades del segmento más representativas de Granada y de Andalucía, entre agencias de viajes, mayoristas, arzobispado y congregaciones religiosas.
El director general del Instituto de Turismo, Manuel Fernández-Delgado, indicó que esta nueva iniciativa "busca aprovechar el tirón de Caravaca de la Cruz para posicionar la Región como destino de peregrinación permanente entre los mercados emisores religiosos más fuertes a nivel nacional". En este sentido, recordó, "un 95 por ciento de los peregrinos que acudieron a Caravaca durante el año jubilar 2010 fueron nacionales y durante ese período la Región recibió 4.082 grupos nacionales, un 62 por ciento del total".
El resto de ciudades en las que el Instituto de Turismo va a centrar la promoción son Madrid, Barcelona, Toledo, Valladolid, Alicante y Valencia. Además de Caravaca de la Cruz, se hará difusión de otros destinos regionales con recursos religiosos relevantes como Murcia, Cartagena, Caravaca, Totana, Calasparra y Mula y se incidirá en atractivos complementarios como el buen clima, la naturaleza, el ocio, la cultura y la gastronomía.
Turismo religioso
Según el titular de Turismo, "el religioso es una modalidad turística en alza que va a permitir a la Región de Murcia ofrecer nuevas alternativas a sus viajeros y atraer nueva demanda, favoreciendo la desestacionalización y la creación de empleo estable".
La estancia media de este tipo de turista es de tres días, pero se puede extender hasta una semana, y el gasto medio es de 50 euros diarios. Además, el grado de fidelidad de estos turistas es de un 80 por ciento. En cuanto al alojamiento, el turista religioso elige hoteles y albergues, y quienes optan por el ecoturismo o el turismo de interior y realizan a su vez alguna excursión o una visita a lugares religiosos suelen alojarse en casas rurales, campings y viviendas de familiares y amigos.