El escultor Antonio Campuzano (Archena, 1986) mostrará por primera vez en su pueblo natal sus escultura a través de su quinta exposición en solitario. La muestra, que se inaugura este viernes 30 de junio a partir de las 20 horas en el Museo de Archena sito en la avenida Río Segura, está compuesta por 16 esculturas que tienen como nexo de unión 'el temor', de ahí que la exposición lleve el título de 'Yirâh' que en hebreo significa precisamente temor.
Tal y como ha explicado el artista, "el temor nos hace humanos. Y el temor es también un nexo de unión en la mayoría de las piezas de mi exposición. El temor a la enfermedad, a la muerte, al dolor, al desamor, el temor al sometimiento, a uno mismo". Campuzano ha añadido que se siente especialmente nervioso con esta muestra porque "aunque no quiera mostrarlo, temor es también lo que siento a exponer en mi pueblo natal. Nadie es profeta en su tierra".
Antonio Campuzano siente especial predilección por el idioma hebreo. Algo que le viene dado, entre otras muchas cosas, por su profundo sentimiento espiritual y una especial sensibilidad hacia el mundo que le rodea. Por ello, su primera exposición en solitario se tituló 'Rhua' que "en hebreo es el aliento de vida inicial que Dios insufló en el hombre" y la segunda, centrada en la figura femenina, se tituló 'Isha' "que, también en hebreo, significa mujer nacida del hombre", ha recordado Campuzano.
Tras su periplo artístico por Madrid, donde expuso en la 'Sala Siroco' de la capital vendiendo su primera obra a un coleccionista privado, y su cuarta exposición titulada 'Adláteres', que fue visitada por un gran número de personas en el Centro Cultural 'El Carmen' de Murcia; Campuzano llega a Archena, su pueblo natal, donde la muestra adquiere un especial significado para él ya que también es un homenaje a su padre fallecido tras una larga enfermedad, homenaje que queda plasmado en una de sus esculturas dedicada a los caídos en la lucha contra el cáncer.
Antonio Campuzano es técnico superior en Artes Plásticas y Diseño de la Escultura por la Escuela de Arte de Murcia y, a través de sus exposiciones, ha quedado confirmada su delicada y a la vez excéntrica forma de abordar algunos de los temas universales del arte como el amor, la muerte, la fecundidad o el desengaño. Sus piezas, por tanto, no dejan indiferente a quien las contempla pues su sensibilidad, humana pero también singular y única, da como fruto una serie de piezas que conectan rápidamente con el espectador así como con sus sentimientos, sus anhelos y, por supuesto, sus temores.
