La Sala El Moliné de Barbastro (Huesca) exhibe desde el pasado sábado y hasta el próximo 13 de enero la exposición Perros sin jersey, comisariada por AFIB y el Festival BFoto, como parte de las actividades que integran el programa Visiona y que formará parte del Programa de Exposiciones Itinerantes 2019 organizadas por la Diputación Provincial de Huesca (DPH).
La inauguración de Perros sin jersey en El Moliné contó con la presencia de Antonio Cosculluela, alcalde de Barbastro, del concejal de Cultura, Iván Carpi y del comisario del programa Visona, Pedro Vicente, además de todo el equipo de cultura de la Diputación Provincial de Huesca.
La organización del festival BFoto ha seleccionado a un conjunto de fotógrafos que demuestran poseer sólidos proyectos, en el desarrollo del planteamiento teórico concreto de esta exposición que surge de la necesidad de trabajar sin concesiones en visibilizar la ruralidad oculta, ajena a los axiomas imperantes que, a través de la indiferencia, cuestiona todas aquellas imposturas estéticas y culturales de los entornos urbanos. Con esa premisa en ocasiones cercana a lo telúrico y otras a lo documental, pero siempre inmersa en la honestidad fotográfica, se han desarrollado los trabajos Iubeste Natura de Pascual Martínez y Vincent Sáez, Arna, de Luisa Monleón y Teruel, de José Ángel Calvé.
Estos tres proyectos lanzan tres miradas sobre territorios tan diferentes como Rumania, los Pirineos y la provincia de Teruel que comparten un leitmotiv: "la necesidad de construir un relato de un mundo que no tiene quien lo escriba y que, además, ha terminado siendo antes postal que paisaje, abducido por los clichés impuestos exclusivamente por grupos normativos urbanos".
En Iubeste natura (Ama la naturaleza, en lengua rumana), Martínez y Sáez, presentan un trabajo sobre la Rumanía más rural, sin filtros. Los propios autores detallan que en este país "la naturaleza se ama y se respeta", idea en la que ya llegaron a profundizar con su anterior e internacionalmente conocido "The tree of life is eternally Green" y que continúan abordando en este trabajo, comparándolo conceptualmente con la España de hace medio siglo, cuando la pertenencia a lo rural no suponía trauma, pero tampoco algo épico. El trabajo Arna, de Luisa Monleón, se adentra en los territorios pirenaicos, "donde la montaña es el tótem, una cultura antigua que emerge de la roca para fundirse con lo chamánico y lo telúrico". Y Teruel, de José Ángel Calvé, muestra la realidad de una de las provincias más despobladas de España mirando desde dentro, pero buscando siempre la postura antropológica del extrañamiento, como si la provincia fuese un estado del alma, un lugar imaginario construido a través de la memoria y de esa huidiza realidad invisible por cotidiana. Tres magníficos proyectos que invitan a la reflexión sin ofrecer respuestas: es suficiente con que el espectador sea capaz de mirar para construir su propio relato emocional y que se podrá visitar en Huesca hasta el 13 de enero de 2019 y que después itinerará por todo Aragón a lo largo de dos años.
