El Caerm subraya la importancia de conservar lo bueno: el patrimonio cultural y natural

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El Caerm subraya la importancia de conservar lo bueno: el patrimonio cultural y natural

Este patrimonio incluye toda la diversidad de especies y variedades comestibles, domesticadas y seleccionadas por la población campesina a partir de especies silvestres, que constituyen la base de nuestra seguridad y soberanía alimentaria.

España es el tercer país con más bienes declarados en su territorio.

El patrimonio en la Huerta de Murcia: el "oasis" del Valle de Ricote en las terrazas levantinas, en los cultivos de vides y olivos ancestrales, el cultivo del arroz, en el aprovechamiento de salinas interiores, o la producción y destilación artesanal de plantas aromáticas

La Comisión Europea, con la reciente aprobación de la Estrategia Alimentaria "Dela Granja a la Mesa", reconoce la necesidad de fomentar sistemas alimentarios ecológicos respetuosos con el medio ambiente y que promuevan el mercado local.

Hoy 16 de noviembre se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Patrimonio Mundial. Esta fecha sirve para recordar la firma efectuada en la Convención sobre Patrimonio Mundial Cultural y Natural en París, en 1972, con la finalidad de identificar y ligar la protección de la naturaleza con la preservación del patrimonio cultural. La Lista del Patrimonio Mundial incluye en la actualidad un total de 1121 sitios (869 culturales, 213 naturales y 39 mixtos), en 167 Estados Partes. España es el tercer país con más bienes declarados en su territorio. La Alhambra, el yacimiento de Atapuerca, los hayedos españoles o la zona de Pirineos-Monte Perdido son algunos de los lugares incluidos en la Lista.

El Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad forma parte también del Patrimonio Mundial. Comprende todas las expresiones vivas y tradiciones legados por nuestros antepasados y que deberían ser preservados para que continúen en la memoria de las futuras generaciones. La Cultura Campesina y Huertana, injustamente vilipendiada en nuestro país durante la segunda mitad del siglo XX, formaría parte de este patrimonio. Está constituida por los conocimientos y habilidades adquiridos por los seres humanos a lo largo de su historia, relacionada con el uso y gestión de los recursos naturales y su transformación en sistemas agrarios para la producción de alimentos y otros productos de utilidad.

Este patrimonio incluye toda la diversidad de especies y variedades comestibles, domesticadas y seleccionadas por la población campesina a partir de especies silvestres, que constituyen la base de nuestra seguridad y soberanía alimentaria. Comprende también los paisajes agrarios tradicionales, algunos de ellos auténticas obras faraónicas, calificadas por la FAO como Sistemas Ingeniosos del Patrimonio Agrario Mundial, entre los que se encuentran los oasis del Magreb, los cultivos andinos de papas, o las terrazas de arroz y peces de China. En la Región de Murcia, algunos de los elementos más representativos de este patrimonio, quedan reflejados en la Huerta de Murcia, en el "oasis" del Valle de Ricote en las terrazas levantinas, en los cultivos de vides y olivos ancestrales, en el cultivo del arroz, en el aprovechamiento de salinas interiores, o en la producción y destilación artesanal de plantas aromáticas.

La desaparición de este patrimonio natural y cultural, de valor biológico, paisajístico y sociocultural incalculable, es un lujo que no nos podemos permitir. Y, sin embargo, desde las instituciones públicas y organismos internacionales, nacionales o regionales se hace realmente poco o nada por conservar y gestionar los paisajes agrarios tradicionales con toda la biodiversidad y cultura asociada.

La Cultura Campesina ha sido negada en las últimas décadas por la ciencia y la técnica para el diseño y manejo de sistemas agrarios industrializados, dominantes en la actualidad. Un modelo reconocido de forma generalizada como insostenible desde la perspectiva ambiental, sociocultural e incluso económica. La Comisión Europea, con la reciente aprobación de la Estrategia Alimentaria "De la Granja a la Mesa", reconoce la necesidad de fomentar sistemas alimentarios ecológicos respetuosos con el medio ambiente y que promuevan el mercado local. Este modelo es impensable sin la recuperación de la Memoria Biocultural Campesina. No abogo por una vuelta al pasado. Se trata de integrar los conocimientos campesinos con los conocimientos científicos y técnicos agrarios desarrollados en las últimas décadas para hacer una agricultura de futuro sostenible y resiliente.

Firmado por José María Egea, catedrático de Botánica de la Universidad de Murcia, Desde el año 2000, ha centrado toda su actividad investigadora en el campo de la Biodiversidad Agraria, la Agroecología y el Desarrollo Rural. Artículo en colaboración con el Consejo de Agricultura Ecológica de la Región de Murcia.

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