7 de cada 10 españoles consume a menudo suplementos alimenticios que no son siempre eficaces y seguros

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El consumo de vitaminas y minerales, más frecuente entre mujeres

7 de cada 10 españoles consume a menudo suplementos alimenticios que no son siempre eficaces y seguros

Los hombres utilizan más batidos, barritas y geles para mejorar el rendimiento deportivo.

Hombres y mujeres utilizan estos productos con el principal objetivo de mejorar su estado general de salud.

España, entre los países que más consume complementos alimenticios.

Los productos de uso médico, incluidos los que permiten perder peso, son percibidos como los más eficaces.

Existe en el mercado una amplia gama de productos relacionados con la nutrición cuya eficacia y seguridad no ha sido probada.

Los expertos recomiendan incorporar la figura del dietista-nutricionista en la atención primaria de salud y promover que la información que recibe el consumidor sea clara y transparente.

Vitaminas, calcio y omega 3 son algunos de los complementos alimenticios que más consumen los españoles. 7 de cada 10 utiliza de forma frecuente este tipo de productos, que también se presentan en forma de probióticos, extractos de plantas, como salvado, ginseng y levadura de cerveza, así como en barritas energéticas y preparados para sustituir alguna comida.

La mayoría utiliza estos productos con el principal objetivo de mejorar su estado general de salud (70,9%), pero también para tener más energía (35%), mejorar el funcionamiento de los huesos y los músculos (34%), tratar enfermedades como la osteoporosis y molestias gastrointestinales (28%) y reducir peso, entre otros motivos.

Una gran parte los usa, además, sin una justificación de salud suficiente, sin resultados beneficiosos en muchas ocasiones y hasta con riesgo para la salud en algunos casos. Esto se debe a que actualmente, los estudios que analizan la seguridad de utilizar este tipo de complementos son escasos y la mayoría aportan poca o ninguna información que demuestre, de forma clara, que tienen propiedades saludables y que son eficaces y seguros.

Son algunas de las principales conclusiones del informe Uso de suplementos nutricionales en la población española, que han presentado hoy Fundación MAPFRE y la Academia Española de Nutrición y Dietética con el objetivo de analizar el consumo actual de los complementos alimenticios y de productos para usos médicos especiales.

Actualmente, este mercado, estimado en 12.000 millones de euros, prevé un alto crecimiento en los próximos años debido al auge del deporte, a la llamada 'nutrición personalizada', y al envejecimiento de la población, especialmente entre los millennials, mujeres y mayores de 60 años.

El estudio ha permitido, además, conocer el impacto potencialmente positivo y negativo de estas sustancias en base a la evidencia científica de numerosos informes nacionales e internacionales, y ha realizado encuestas a 2.630 adultos para averiguar la frecuencia de uso de este tipo de productos y saber si han percibido efectos beneficiosos o adversos.

Mujeres jóvenes: más vitaminas y minerales

De todos los complementos disponibles en el mercado, los que más se consumen (63,4%) son los que aportan vitaminas, minerales y aceites ricos en omega 3 (63%), una cifra que situaría a España entre los países que más complementos alimenticios consume junto a Dinamarca y Estados Unidos.

En concreto, cerca de 4 de cada 10 (39,4%), sobre todo mujeres entre los 26 y 35 años, con estudios universitarios, que realizan actividad física y que consideran tener un peso adecuado, consumen vitaminas y complejos, especialmente de vitamina D y C, que prescriben, por lo general, profesionales sanitarios diferentes a los dietistas-nutricionistas.

En cuanto a los minerales, destaca la ingesta de magnesio (13%) y calcio (12%), especialmente entre personas de entre 26 y 35 años; y de omega 3 a partir de fuentes vegetales, como el aceite de onagra, lino o frutos secos, que consume el 21%, sobre todo entre los 18 a 35 años. El multivitamínico con minerales es el complejo con vitaminas combinados con minerales que más se consume, en concreto, el 18% de la población, que lo hace de forma mensual, semanal o diariamente. Una proporción similar de los encuestados también toma probióticos (27,3%), especialmente las mujeres y el grupo de edad de entre 26 y 45 años, y el 28,6%, también mujeres en su mayoría, consume sin prescripción, algún complemento con extracto de plantas o fitoterapia, como, por ejemplo, polen, jalea real y fibra, que suelen adquirirse en herbolarios.

Ganar energía (hombres) y reducir peso (mujeres)

Los hombres consumen más barritas energéticas y las mujeres, más preparados para reducir talla. Así lo indica el informe, que pone de manifiesto que 2 de cada 10 personas (19,9%), especialmente hombres entre 18 a 45 años con sensación de tener buena salud, toma productos para deportistas, como barritas energéticas (15%), preparados de proteínas, sueros y batidos (14%), bebidas especiales (13%), y geles de hidratación (9%), que suelen auto administrarse (sin prescripción médica) y que por lo general se compran por internet.

También indica que el 13,8% ha tomado en el último año productos específicos para perder peso, entre los que destacan los preparados que sustituyen alguna comida del día (11%) o todas (6%). Los consumidores más frecuentes de este tipo de productos, que son prescritos en la mayoría de los casos por dietistas- nutricionistas, son mujeres, entre 18 y 45 años, que consideran su peso, poco o nada adecuado.

El informe pone de manifiesto, además, que el 30,2% de los encuestados reconoce que ha tomado productos para usos médicos especiales con el fin de tratar una enfermedad o los efectos de un tratamiento, siendo más común entre las mujeres, en rangos de edad de 56 años en adelante y en personas con estudios universitarios. Los batidos para reforzar la dieta normal en caso de desnutrición o riesgo de desnutrición (9%) y los preparados para tratar enfermedades metabólicas, como por ejemplo la fenilcetonuria (7%), son los que más se consumen.

La mitad cree que obtiene resultados

La mitad de los encuestados considera que ha obtenido los resultados esperados a raíz del uso de estos productos, aunque de un modo leve o transitorio. Los complementos y los productos a base de plantas son los que, por lo general, los encuestados perciben como más seguros (60%), un porcentaje que disminuye cuando se trata de productos para deportistas (53%) y productos para reducir peso (45%), entre otros. El efecto adverso que con más frecuencia perciben tras su consumo es de tipo gastrointestinal, seguido de la taquicardia, aunque en su mayoría ese efecto es leve o transitorio.

El informe destaca, además, que la mayoría de los españoles consumiría algún tipo de suplemento, principalmente de tipo nutricional, primero porque los consideran seguros, y segundo, porque creen que con ello pueden mejorar su salud general.

Con efectividad probada

-Ácido fólico: el suplemento nutricional más probado para la prevención de defectos del tubo neural (espina bífida) en el embarazo.

-Cafeína: sin duda uno de los que tiene más evaluaciones positivas y está demostrado que produce una mejora del rendimiento deportivo.

-Vitamina D: mejora el tratamiento de infecciones respiratorias en personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

-El uso de suplementos de calcio también puede tener efectos positivos para la prevención de la hipertensión, especialmente en hombres y menores de 35 años y el hierro puede ser eficaz en estados carenciales, como por ejemplo en caso de anemia.

-Los productos de uso médico especial para la pérdida de peso en dietas muy bajas en calorías también son eficaces, aunque los expertos aconsejan utilizarlos siempre bajo control médico.

Con efectividad dudosa

-Los probióticos: solo son eficaces en caso de rehidratación ante diarrea aguda o por consumo de antibióticos, pero hay pocas pruebas que indiquen que pueden ser eficientes frente a infecciones respiratorias, aumento de defensas o pérdida de peso.

-Compuestos ricos en omega-3: en la mayoría de ellos no existen pruebas con calidad suficiente para sacar conclusiones definitivas, aunque se han observado efectos positivos a la hora de prevenir enfermedades cardiovasculares, tratar enfermedades gastrointestinales y mejorar la cognición, entre otros.

-Extractos de plantas: los complejos de extractos de hierbas (en general), así como la glucosamina, el Ginseng y el extracto de ajo, son los productos más estudiados, mientras que las valoraciones relativas a la Equinácea, los extractos de arándanos y la alcachofa, son menores y no hay pruebas claras de efectividad para ninguno de esos suplementos.

Con efectos adversos

-La percepción de que por tomar más vitaminas o minerales vamos a tener mejor salud, es falsa. De hecho, un exceso de estos nutrientes puede ser perjudicial, como podría ser el caso del calcio o el hierro, y tener consecuencias muy graves, como sería el caso de la vitamina A durante el embarazo, que puede derivar en malformaciones congénitas.

-Extractos de plantas: se han registrado casos de toxicidad hepática aguda, e incluso ha habido fallecimientos por sobredosificación de algunos suplementos, como el sucedido recientemente por consumo de ácido lipoico para la pérdida de peso.

Los especialistas creen que no todos los suplementos siguen buenas prácticas de fabricación y pueden llegar a no incluir las cantidades de principio activo que declaran tener en su etiquetado, así como prometer beneficios para la salud no demostradas e incluso contener sustancias no declaradas en el etiquetado o contaminantes que pueden impactar en la salud, como casos de doping no intencionado en deportistas.

Más formación básica y más consultas con el dietista-nutricionista

El informe incide en la necesidad de que los profesionales sanitarios, prescriptores de muchos de estos productos, adquieran las competencias académicas suficientes sobre estos productos para poder basar sus recomendaciones en evidencias científicas.

También considera clave incrementar los conocimientos de los ciudadanos en materia de alimentación y salud para que puedan tomar decisiones informadas; incorporar la figura del dietista-nutricionista en los servicios de atención primaria de salud; y promover la regulación europea vigente, para que la información suministrada al consumidor sea clara, transparente y basada en la evidencia científica, especialmente en lo que se refiere a su eficacia y seguridad. 

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