La Intersindical exige gestionar una salida de la crisis con medidas sociales y ambientales reales.

Fuente:

La Intersindical exige gestionar una salida de la crisis con medidas sociales y ambientales reales.

En el día mundial del Medio Ambiente recordamos a nuestros gobiernos  la exigencia de gestionar una salida de la crisis sanitaria, social y económica mediante medidas verdaderamente sociales y ambientales.

Es preciso legislar, negociar y consensuar un nuevo esquema de relaciones socioeconómicas basadas en el uso razonable de recursos, donde se priorice el comercio de proximidad y respetuoso con la Tierra, y basado en una justa redistribución de la riqueza.

Hace un año, para el Día Mundial del Medio Ambiente de 5Jn de 2020, nos movilizábamos "Por una salida a la crisis [sanitaria y socioeconómica], que ponga en el centro la justicia climática y social", denunciando que la cuestión no era, no es, volver a la normalidad anterior a la pandemia, puesto que precisamente ese comportamiento con el que nos desenvolvíamos antes del confinamiento fue el principal coadyuvante de la crisis sanitaria, social y económica; así, con motivo del día de reivindicación del medioambiente recordábamos que la salida, o debía darse a través de una reformulación del sistema, o estaríamos condenando a la humanidad a nuevas crisis sanitarias, al continuar eliminando, día a día, las, cada vez más débiles, barreras de protección natural ante otros patógenos que puedan desarrollar nuevas, y quizás más terroríficas, pandemias; y a nuevas crisis sociales inherentes al modelo socioeconómico imperante.

Un año después, en el Día Mundial del Medio Ambiente del 5 de junio 2021, podemos decir que nuestra reivindicación es exactamente la misma, con la única diferencia de que estamos saliendo de la crisis pandémica, o por lo menos así nos lo hace pensar el aumento del número de población vacunada y la reducción de la curva COVID.

La perspectiva de avanzar hacia la construcción de un nuevo modelo que ponga en el centro a las personas, y a la vida, sigue estando muy lejos de las acciones y propuestas de quienes nos gobiernan. Prueba de ello es la recién aprobada Ley del Cambio Climático y de Transición Energética que, aun siendo un avance respecto de la normativa vigente, sigue siendo insuficiente, marcando para 2030 la reducción de gases efecto invernadero solo en un 23%, mientras que la UE lo fija en, al menos, un 55%, entre otras insuficiencias, muy poca ambición para los objetivos que debemos buscar si queremos evitar el colapso climático, y, por extensión, ambiental y de la Tierra. Esta Ley de transición, que estamos contestando desde grupos ecologistas y organizaciones sensibles, es uno más de los elementos que deberíamos tener ya activos y con ambiciosas proposiciones para proteger nuestra vida y la de la propia Tierra; pero no el único, es preciso legislar, negociar y consensuar entre gobiernos, empresarios, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil un nuevo esquema de relaciones socioeconómicas que se sustenten en un uso razonable de recursos, sobre la base de que estos son muy finitos, que fomenten un comercio no contaminante y no agresivo con el medio, impulsando y priorizando las transacciones y el comercio local; con una actividad industrial, económica y social acorde y respetuosa con la protección y prevención de la pérdida de biodiversidad, limpia con el aire, las aguas y los suelos. Y todo ello con una justa redistribución de la riqueza, donde su reparto a nadie deje por debajo del umbral de la pobreza, al fin y al cabo, esta no se genera sola, o por la sola dirección de las clases dirigentes, sino gracias al concurso, en mayor o menor grado, de todas y cada una de las personas que conformamos la sociedad.

Como último, y muy claro ejemplo, de cómo nada cambia en la concepción política y económica que deberíamos poner en marcha para afrontar la salida de esta crisis, y para la prevención de futuras, tenemos la planificación por la UE del paquete de ayudas europeas Next Generation EU (NGEU), para hacer frente a la crisis COVID, y el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para optar a ellos, España Puede, remitido por el Gobierno español. El primero reproduce el esquema de anteriores crisis económicas, ya que, en un plazo entre corto y medio se deberán devolver las ayudas a los mercados de capital por parte de los estados solicitantes, por tanto, generarán "deuda pública, recortes y austeridad… De hecho una de las condiciones europeas para recibir los fondos europeos es reducir el gasto público en el sistema de pensiones"[1]. El segundo destinará un ridículo 6% para inclusión social a largo plazo, y apenas un 11% para sostenibilidad ambiental[2]; más parece un plan pensado para satisfacer la capacidad de acaparar recursos económicos por quienes ostentan ya la mayor posesión de capital y de riqueza. Ver si no la rápida incursión de grandes fortunas y empresas a sectores e inversiones potencialmente receptoras de estos fondos: grandes inversiones en parques fotovoltaicos; ie Inditex, industria del automóvil…

Sabemos que los avances en el bien común nunca llegan de la mano de las gentes poderosas, nunca caen solos, sino fruto del esfuerzo y de la presión de todas las personas que creen necesarios esos cambios y trabajan por ello. Por eso, te animamos a que te sumes a las reivindicaciones y a las campañas para exigir al gobierno que impulse, negocie y adopte las medidas necesarias para iniciar esa transformación a una nueva normalidad creada sobre la justicia social con justicia climática.

El 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, te esperamos, pero también contamos contigo día a día para que colabores en la elaboración de planes, propuestas, ideas y demás acciones que veamos para alcanzar el objetivo de vivir en una sociedad justa y sana en un planeta vivo.

La Intersindical exige gestionar una salida de la crisis con medidas sociales y ambientales reales. - 1, Foto 1
Murcia.com