El "pinchazo" del sector agrícola ralentiza la creación de empleo y dispara el paro en la región

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UGT considera que la reforma de 2012 no funciona, ni en tiempos de bonanza ni de adversidad económica y que es preciso su desmontaje, junto a una potente política industrial y de refuerzo de los servicios públicos de empleo para que nuestro mercado de trabajo genere más y mejores oportunidades de empleo.

En este tercer trimestre, el mercado laboral regional continúa registrando creación de empleo, si bien ésta se ralentiza significativamente en comparación con el trimestre anterior, anotando un exiguo 0,62% de incremento relativo intertrimestral y un 5,5% interanual.

Analizando los datos por sectores, constatamos que son los Servicios los que asumen en exclusiva la creación de empleo intertrimestral, anotando un crecimiento del 3,96% de la ocupación, -algo habitual en este trimestre que recoge el efecto de la campaña de verano-, y, en contrapartida, es el sector agrícola el que registra la mayor pérdida de empleo (-14,56%), reflejando, por su parte, el fin de las campañas hortofrutícolas. Sin embargo, preocupa que, mientras el resto de sectores mejora, en términos interanuales, sus datos de empleo (con notable dinamismo Servicios -7,80%- y Construcción 6,81%-), la Agricultura mantiene la pérdida de personas ocupadas, con respecto al mismo trimestre del año anterior (-5,33%).

El incremento interanual de la ocupación es muy significativo, en términos relativos, entre los trabajadores por cuenta propia (24,7%) y bastante modesto entre los trabajadores asalariados (2,2%).

Por lo que hace a los principales indicadores de calidad del empleo, debe destacarse el aumento del empleo a tiempo parcial (6,67%), superior al que experimenta el empleo a tiempo completo (5,32%), fenómeno que eleva nuestra tasa de parcialidad hasta el 13,5%, idéntica a la registrada de media en el conjunto del país. La temporalidad, en cambio, desciende 1,2 puntos porcentuales respecto al trimestre anterior (atribuible a la fuerte destrucción de empleo que se registra en el sector agrícola, donde hay un elevado número de eventuales) y apenas 0,7 puntos respecto al mismo trimestre del año anterior.

También en negativo cabe destacar el intenso crecimiento que experimenta el desempleo en la Región (14,08%), el más alto del país y, dentro de él, el paro de larga duración (más de un año en búsqueda de empleo), que registra 11.000 personas más en esta situación (un 25,58% de incremento relativo). En términos interanuales, en cambio, se reduce el número de personas desempleadas un 12,84% y la tasa de paro lo hace en 2,56 puntos porcentuales, si bien el paro de larga duración se enquista en una tendencia creciente (21,08%).

Por sexos, son las mujeres las que se ven mayoritariamente beneficiadas por la creación de empleo registrada en este trimestre (las ocupadas crecen un 3,91% mientras que los ocupados disminuyen un 1,83%) y registran también un mayor ritmo de recuperación de empleo que los hombres en términos interanuales (9,62% frente a 2,47%).

Por lo que respecta al desempleo, en ambos sexos aumenta en este tercer trimestre en términos similares (un 14,09% ellas y 14,01% ellos) y disminuye, con respecto al mismo trimestre del año anterior, más entre las mujeres que entre los hombres (un 13,63% ellas y un 12,11% ellos).

La tradicional brecha de género que las mujeres presentan respecto a los hombres en la Región en cuanto a tasa de actividad se reduce hasta los 13,19 puntos porcentuales como consecuencia del significativo aumento que experimenta la tasa de actividad femenina (crece casi dos puntos en un año, mientras que la de los hombres apenas presenta variación). También disminuye la brecha de género en cuanto a tasa de empleo (hasta situarse en los 13,73 puntos) y tasa de paro ( que se distancia de la de los hombres en 4,05 puntos). Se dispara en cambio esta brecha de género en cuanto a temporalidad, pasando de ser superior la tasa de temporalidad femenina a la de los hombres en 2,8 puntos, a serlo en 8,55 puntos. En atención a ello cabe colegir que la creación de empleo femenino se produce, fundamentalmente, a costa de empleo precario.

Respecto a la media nacional, la Región de Murcia sigue presentando una mayor tasa de empleo que el promedio nacional, si bien también continúa presentando rasgos de mayor precariedad, con una tasa de temporalidad 3,6 puntos superior a la media. La elevación de un punto y medio que registra nuestra tasa de paro en este trimestre la empuja por encima de la tasa de paro media del país, si bien es cierto que en apenas 0,08 puntos.

Ante estos datos, correspondientes al III Trimestre de 2021, hechos públicos hoy por el INE a través de la EPA, UGT hace la siguiente valoración:

La fuerte estacionalidad de nuestro mercado de trabajo se hace evidente en estos datos, que recogen, como viene siendo habitual, el impacto que tiene cualquier fluctuación del empleo en el sector primario; un impacto que el buen comportamiento de los Servicios apenas ha llegado a contrarrestar y que se traduce, asimismo, en un incremento del paro de más del 14%, el más alto de todo el país.

Nos preocupa que no seamos capaces de superar esta estacionalidad, pero también los síntomas de agotamiento que puede estar ya dando un empleo agrícola, que enlaza ya cuatro trimestres de destrucción interanual de empleo. También el hecho de que, como evidencia esta EPA, las mujeres solo recuperan empleo a costa de incrementar su precariedad, que el paro de larga duración se esté enquistando en nuestro mercado de trabajo, -creciendo más de un 20% en el último año-, o que solo consigamos reducir la temporalidad en los trimestres en los que el campo expulsa a sus trabajadores y trabajadoras eventuales.

Por todo ello, para nuestro Sindicato resulta evidente la urgencia de incrementar y mejorar las políticas de estímulo a la actividad, sin perder de vista su necesaria conexión con el mantenimiento del empleo y la calidad de éste. Las políticas activas de empleo contenidas en la consensuada Estrategia regional de Reactivación para el empleo de Calidad deben, por ello, respaldarse presupuestariamente con suficiencia en el próximo ejercicio y empezar a ejecutarse sin perjuicio de mantener una constante evaluación de las mismas para asegurar su eficacia.

Al mismo tiempo, es preciso, tras un año y medio de negociación, culminar el proceso de diálogo para la derogación de la reforma laboral, empezando por sus aspectos más lesivos. Una reforma que no debe olvidarse que fue impuesta al margen del acuerdo y el Diálogo Social, y de la que derivan los graves problemas que está generando la desarticulación de la negociación colectiva sectorial y el dumping social que propició a través de la prioridad aplicativa de los convenios de ámbito empresarial; que promovió, asimismo, la temporalidad y la parcialidad involuntaria e incorporó una peligrosa y considerable discrecionalidad en el uso del instrumento más duro de ajuste en las empresas: el despido.

Como ya sucedió con la crisis de 2008, de nuevo se demuestra que es la vuelta al crecimiento económico -y no las reformas laborales- lo que está detrás de la creación de empleo, y que un marco de relaciones laborales desequilibrado e injusto lo que sí puede provocar es la persistencia de la desigualdad y la pobreza laboral, aun en un escenario económico positivo.

La legislación excepcional, fruto del Diálogo Social, que durante esta pandemia ha sido necesaria para proteger a millones de trabajadores y trabajadoras en nuestro país es, asimismo, otra evidencia de que la reforma de 2012 no funciona, ni en tiempos de bonanza ni de adversidad económica y que es preciso su desmontaje, junto a una potente política industrial y de refuerzo de los servicios públicos de empleo para crear más y mejores oportunidades de empleo.

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