Mañana jueves, 15 de mayo, celebramos por todo lo alto a nivel internacional el Dia de la Familia y, más aún este año cuando los datos del INE, con fecha 1 de abril de 2015, nos aplaude por todo lo alto a las provincias de Murcia y Almería por ser las primeras en España en cuanto a índice de natalidad. Con ello, la Región de Murcia ha pasado a tener 1.588.891. Muchos hemos sido los que esperábamos campanadas, cohetes y música desde la Asamblea Regional Murciana, pero una vez más, nos siguen demostrando todos, derechas e izquierdas, que estos asuntos no les reportan a sus bolsillos e imagen política nada bueno. Una pena. ¿Se dan cuenta cómo Valores ha venido a realizar temas tan grandiosos, pensando en el hoy y en el futuro, en la alegría en nuestras calles, en nuestras aulas y en el porvenir de nuestra región?
El ser humano tiene, en algunas épocas, la extraña capacidad de no reaccionar, por más que sean anunciados, ante los problemas que se presentarán a lo largo e incluso a medio plazo. Ha ocurrido y ocurre con el cuidado del medio ambiente, y es especialmente singular la ceguera o despreocupación ante los problemas demográficos.
Durante decenios, propagandistas ideológicos han clamado contra el crecimiento mundial de la población, pero lo que hay hoy, en Occidente, en España, es todo un invierno demográfico. La cultura del individualismo egoísta sigue impidiendo pensar en las consecuencias que nuestras acciones van a tener sobre el conjunto.
La Memoria Histórica de nuestros políticos murcianos para con su región desaparece cuando todo funciona en cuestión de votos. Aún recordamos las grandes fiestas en los parques murcianos donde miles de familias lo pasaban en grande. Claro está, para no enfadar a otros tipos de "familias", lo mejor, sin duda, es no hacer ninguna. Craso error y nefasta sensatez. Estos días pasados, prensa nacional hablaba del por qué no se unía el centro derecha: ahí tienen uno de tantos "por qué". El feijoísmo, los centros débiles monaguillescos y la extrema izquierda van de la mano en los temas esenciales de nuestra ciudadanía.
Sin excluir que las situaciones económicas influyen, junto a la ausencia de políticas natalistas por parte de los débiles políticos, la causa principal del descenso de la natalidad es una mentalidad, ese individualismo calculador que, en su extremo, ve en los posibles hijos e hijas una limitación de la propia independencia.
Si eso es así, la solución del invierno demográfico no depende principalmente de la mejora de la situación económica o de leyes natalistas más inteligentes, sino de un cambio de mentalidad, de concepción de la vida. Para ese cambio es importante la reflexión de que "hemos de hacer por nuestros hijos lo que nuestros padres hicieron por nosotros". Lo que podría llamarse "gratitud intergeneracional".
La devolución, por parte de los hijos, del amor y de la entrega de los padres y madres hacia ellos no es posible, por mucho que sea el cariño y el respeto, sino que se escalona hacia los propios hijos e hijas. Una muestra de esto es, en la casi totalidad de los casos, el bien que significa para los padres y madres ser abuelos. Por no hablar del bien que supone para la persona tener, en el mejor de los casos, cuatro personas más que la quieran: los abuelos.
Si no cambia esta mentalidad de un individualismo egoísta, el invierno demográfico seguirá. Pero será un invierno sin primavera.
VALORES- REGIÓN DE MURCIA
