Falta de atención, pérdida de interés o problemas de sueño, cómo detectar la depresión en personas mayores

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El 16% de la población mayor de 85 años en España padece cuadros depresivos

Falta de atención, pérdida de interés o problemas de sueño, cómo detectar la depresión en personas mayores

Detectar un posible problema de salud mental de manera precoz es esencial para garantizar un envejecimiento feliz y saludable

En ocasiones, los problemas de salud mental de los mayores son asumidos como síntomas normales de la edad, pero la depresión no forma parte del envejecimiento

En los últimos años, y muy especialmente a raíz de la crisis sanitaria, el bienestar emocional ha cobrado especial protagonismo en todos los ámbitos de la sociedad. La importancia del cuidado integral de la salud, que abarque tanto el estado físico como mental, se ha convertido en una de las principales cuestiones a abordar.

Según datos de la Encuesta Europea de Salud, más de 2 millones de personas en España padecen depresión, una enfermedad con una alta prevalencia en nuestro país pero que durante mucho tiempo ha sido el gran tabú de la salud. Esta dolencia afecta de manera grave a más de 230.000 personas y en mayor medida a las mujeres (7,1%) que a los hombres (3,5%).

La situación de los mayores todavía es más alarmante pues el 16% de la población mayor de 85 años padece cuadros depresivos. Además, este colectivo presenta una prevalencia elevada que, según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, oscila entre el 5 y el 20% en población y entre un 11 y un 45% en los mayores hospitalizados. Así, aunque en los últimos tiempos la salud mental de los jóvenes ha estado en el foco del debate público, atender correctamente el bienestar mental de las personas mayores, un colectivo especialmente vulnerable, es igual de importante por la complejidad de su diagnóstico.

“En muchas ocasiones los problemas de salud mental de los mayores son asumidos como síntomas normales de la edad. La tristeza o la apatía son frecuentemente interpretadas como una consecuencia de una enfermedad física o de una patología crónica y esto lleva a desatender sus necesidades y a diagnósticos erróneos. Pero la depresión no forma parte del envejecimiento, no es un signo de debilidad ni un defecto del carácter”, advierte David Curto, director Médico, Calidad e Innovación de Sanitas Mayores.

En este sentido, detectar un posible problema de salud mental de manera precoz por parte de familiares y cuidadores es esencial para obtener un diagnóstico y un tratamiento correcto que pueda garantizar un envejecimiento feliz y saludable. Diana Camín, psicóloga de bluaU de Sanitas ha elaborado una lista de síntomas que pueden ayudar a reconocer una depresión si cinco de ellos se experimentan durante cuatro u ocho semanas:

·  Sentirse deprimido la mayor parte de día o casi todos los días.

·  Perder el interés o dejar de sentir placer por todas o por casi todas las actividades.

·  Perder o ganar peso sin habérselo propuesto.

·  Problemas para dormir o se pasa demasiado tiempo en la cama.

·  Mayor agitación o dificultad para moverse.

·  Falta de motivación, energía y sensación de fatiga.

·  Problemas de autoestima o sentimiento de culpabilidad excesiva, no simplemente un autorreproche.

·  Problemas para pensar, para concentrarse o para tomar decisiones.

·  Pensar en la muerte (no sólo miedo a morir) y pensamientos suicidas.

A la hora de afrontar la depresión es importante no ignorar los síntomas. En este contexto, los expertos recomiendan realizar una serie de ajustes en las rutinas que pueden tener un gran impacto en el bienestar emocional:

Evitar el aislamiento y tratar de comunicarse con los demás: el aislamiento solo empeora la depresión. Realizar actividades que resultan placenteras y que permitan desconectar y reducir el estrés, al igual que hablar con los seres queridos puede ayudar mejorar.

Encontrar un propósito: para superar la depresión y evitar que vuelva, es importante encontrar una razón para levantarse concéntrate en lo que todavía se puede hacer, no en lo que se solía hacer; planteando objetivos y metas realistas; aprendiendo una nueva habilidad o afición o cuidando de la apariencia para ganar confianza. Puede realizar un horario semanal donde incluya distintas actividades,

Adoptar hábitos saludables: cuando se está deprimido, es difícil encontrar energía para hacer cualquier cosa e, incluso, para cuidar de la salud, pero el cuidado físico está estrechamente relacionado con el mental. Practicar ejercicio, cuidar la alimentación, mantener un horario regular de sueño y vigilia y exponerse a la luz del sol son algunas de las recomendaciones.

Buscar ayuda profesional: para muchos adultos mayores es especialmente difícil pedir ayuda, dado que pertenecen a una época en la que las enfermedades mentales tenían un gran estigma. Muchos no creen que la depresión sea una enfermedad real o se sienten avergonzados por no encontrarse bien.

“Los adultos mayores deprimidos pueden no sentirse “tristes” y notar otros cambios, como encontrarse más cansados o percibir que sus problemas físicos han empeorado sin que exista una razón clara para ello”, señala Diana Camín, psicóloga de BluaU de Sanitas. Por ello, es vital el papel de familiares y amigos a la hora de detectar y animar a su ser querido a dar el primer paso para buscar ayuda profesional.

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