La restauración del Cristo de las Ánimas de la iglesia de San Javier lo descubre como “una joya de la escultura policromada del siglo XVII”

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La restauración del Cristo de las Ánimas de la iglesia de San Javier lo descubre como “una joya de la escultura policromada del siglo XVII”

El alcalde José Miguel Luengo y el concejal de Cultura, David Martínez visitan el Centro de Restauración de la Región de Murcia donde se trabaja en la recuperación del “único Cristo antiguo que conserva los brazos articulados”

El alcalde de San Javier, José Miguel Luengo y el concejal de Cultura David Martínez visitaron hoy el Centro de Restauración de la Región de Murcia, junto a la consejera de Educación y Cultura, Esperanza Moreno, para conocer el desarrollo de los trabajos de restauración  del Cristo Crucificado  de la Iglesia de San Francisco Javier, en San Javier, que se iniciaron con el traslado del Cristo al Centro de Restauración en el mes de septiembre y que se esperan que estén finalizado para la próxima Semana Santa.

La obra se encuentra en la fase de limpieza físico-química que ha permitido eliminar más de un 90 por ciento de suciedad de superficie y continuarán con la reposición de un dedo de la mano izquierda que le falta, el sellado de grietas y reposición de relleno de estuco por madera natural, la reconstrucción de la capa de preparación y la reintegración cromática diferenciada y barnizado final de protección.

Los técnicos del Centro de Restauración regional que han estudiado la obra han considerado que el Cristo de las Ánimas de San Javier  puede considerarse como una joya de la escultura en madera policromada de la Región de Murcia tanto por su antigüedad, ya que data del siglo XVII, y el estado de conservación de su policromía, como por la peculiaridad de sus brazos articulados , lo que lo convierte en el único crucificado antiguo que aún conserva íntegro este mecanismo.

La articulación de los brazos servía para llevar a cabo el denominado “Auto del Desenclavamiento”, muy habitual en el siglo XVII y XVIII, que es un auto teatralizado que se realizaba el Viernes Santo al mediodía en la propia iglesia y que rememoraba las últimas horas de Jesucristo en la Cruz. El proceso implicaba el desenclavado literal de la escultura, bajándola del madero, recogiendo sus brazos hacia dentro y  colocándolos en posición horizontal, convirtiendo el Crucificado en un Cristo Yacente.

La escultura fue salvada de la destrucción casi absoluta que sufrió el templo de San Francisco Javier en julio de 1936, y es una de las pocas anteriores a la Guerra Civil que aún se conservan en la iglesia de San Javier. Los profesionales del Centro han señalado su sorpresa por el perfecto estado de conservación de la policromía original de la imagen , de ahí que se tomase la decisión de recuperarla íntegramente, retirando las aportaciones no originales al parecer procedentes de dos restauraciones, una anterior y otra posterior a la Guerra Civil.

Durante la intervención se ha descubierto una caja hueca en el torno del Cristo , que aunque no contiene ningún documento, se comprobará  si lleva alguna inscripción que indicara algún dato su la autoría de la obra que históricamente se ha atribuido a un escultor anónimo procedente de Granada.

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