Deseo o miedo: ¿quién ganará? Solteros en la desescalada

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Deseo o miedo: ¿quién ganará? Solteros en la desescalada

 Se acerca la desescalada. Poco a poco nos estamos preparando para volver a una nueva normalidad. Y si los que no viven solos finalmente pueden tener un respiro respecto a la presencia fija en casa de la pareja, ¿qué será de los solteros? ¿Cómo acercarse a un intrigante desconocido? ¿Tendremos más miedo o más ganas de conocerle?

Hemos pensado en analizar los posibles escenarios que se crearán junto con los expertos de Mundopsicologos, tratando de responder a una pregunta: ¿ganará el deseo o el miedo? Dos estados de ánimo que a menudo escapan al control racional, como el miedo y la pasión, se enfrentan en un duelo que solo se puede manejar gracias a la intervención de la razón como mediadora.

Un antiguo conflicto: Eros y Thanatos

Como nos enseña la cultura clásica, hay dos principios opuestos que Freud adoptó más tarde en sus teorías del individuo y la sociedad: Eros y Thanatos. Amor y muerte. Hay dos instintos. Por un lado, la libido, que tiene una función agregante y un impulso de autoconservación y, por otro, las tendencias autodestructivas y heterodestructivas.

Si, por un lado, Eros tiende a unir e impulsar al hombre hacia el placer, por el otro, Thanatos lo retiene y lo dirige hacia la destrucción. Esta eterna lucha entre principios antiguos genera en el individuo un estado de angustia y un sentimiento de culpa, que en esta situación se ve emerger en toda su ambivalencia. Nos enfrentamos a una dificultad adicional, ya que la pasión y el deseo de agregación conllevan el riesgo de destrucción. De ahí el miedo y la dificultad de tomar una decisión.

El otro: irresistible desconocido, encantador portador

El impulso hacia el otro se alimenta en gran medida del misterio y ese deseo de descubrir un mundo nuevo y estimulante. Principalmente físico: el olfato, el gusto y el tacto son los sentidos involucrados en un nivel primitivo. Desafortunadamente, la desescalada parecería condenar a los solteros a prescindir de estas experiencias sensoriales. ¿Pero será posible resistir? ¿Podremos conformarnos con una relación hecha de imágenes y palabras?

El tiempo acumulado encerrados dentro de sus propias cuatro paredes y la prolongada falta de contacto físico hacen que la necesidad de tocar y sentir al otro sea aún más necesaria. El otro siempre ha sido un extraño, al que nos acercamos con sospecha y curiosidad, con entusiasmo y ganas de descubrir. Ahora se acentúa la parte del miedo hacia lo desconocido, un miedo real dado por la posibilidad de contagio y, por tanto, de destrucción. En algunos casos, el deseo se ve impulsado por la prohibición, que se convierte en un estímulo emocionante y difícil de manejar, además de ser amplificado por la prolongada abstinencia.

Necesidad de contacto físico

La encuesta sobre la cuarentena confirma que reanudar el contacto físico con los seres queridos es la necesidad principal del 59% de los usuarios. Por lo tanto, no debería sorprendernos que después de todo este tiempo haya un deseo entre los solteros de volver a la vida de siempre, y que habrá quienes no sean demasiado escrupulosos acerca de la posibilidad de ser una fuente de contagio o ser infectados. Pero hay que tener cuidado, porque una actitud excesivamente despreocupada puede resultar peligrosa. Por esta razón es importante un enfoque responsable y de autodefensa.

Cómo manejar el conflicto interno entre el deseo y el miedo.

La razón en este preciso momento histórico se pone a prueba. Porque, por un lado, debe ocuparse de proteger al individuo frente una enfermedad física peligrosa para sí mismo y para los demás, y al mismo tiempo debe evitar el riesgo de desarrollar psicosis excesivas que nos llevan a mirar al prójimo con sospecha. Encontrar el punto medio es importante.

Estos son algunos consejos para afrontar con equilibrio este momento extraño y sin precedentes:

  • Conocer bien los hábitos del otro (trabajo, rutina, dónde vive).
  • Dar espacio a un largo cortejo sin contacto físico. No debe subestimarse el redescubrimiento de un enfoque olvidado desde hace mucho tiempo que trasciende el cuerpo al centrarse en la interioridad.
  • Pensar que la paciencia será recompensada, porque con la espera aumenta el deseo y el placer será aún más intenso cuando llegue su momento.
  • Selección previa: si una persona no está dispuesta a esperar, ahora más que nunca, significa que solo está interesada ​​en la parte física de una hipotética relación, lo cual puede estar bien. Pero ciertamente no estamos en el mejor momento para acercarnos a los amantes ocasionales.
  • Posibilidad de conocer mejor al otro: una ventaja adicional para quienes comienzan una nueva relación en estos momentos.
  • Aprender a confiar en un desconocido (esperando que sea la persona correcta).
  • No descartar un encuentro por miedo al contagio. Recuerda que tú también eres el otro, y que verse mutuamente como posibles portadores es perjudicial.

El amor siempre gana (con precauciones)

El miedo a acercarse a un extraño no puede durar para siempre. Es una fase difícil por la que necesariamente pasaremos, pero que llegará con la disminución de infecciones y defunciones.

No debemos olvidar que el hombre necesita libertad y amor. Y esta necesidad prevalecerá. No hay duda: con las debidas precauciones, nos las ingeniaremos y de alguna manera lo conseguiremos.

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