“No dejamos de asombrarnos por la respuesta de devoción a la Virgen de la Fuensanta”, Juan Tudela, deán de la catedral

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“No dejamos de asombrarnos por la respuesta de devoción a la Virgen de la Fuensanta”, Juan Tudela, deán de la catedral

El domingo siguiente al 8 de septiembre, Natividad de la Virgen María, se celebra la solemnidad de Nuestra Señora de la Fuensanta, patrona de la ciudad de Murcia y su huerta. De su cuidado y culto, en el templo catedralicio y en su santuario, se encarga el Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de Santa María de Murcia que preside, desde hace siete años, Juan Tudela, también vicario general de la Diócesis de Cartagena y párroco de San Nicolás de Bari de Murcia.

¿Qué tiene que ver el Cabildo con la Virgen de la Fuensanta?

El Cabildo es el responsable tanto del santuario como de todo lo que está relacionado con el culto, devoción y patrimonio de la Virgen de la Fuensanta. Hay un estudio muy bueno sobre la historia del Cabildo y la Virgen de la Fuensanta publicado por el canónico José María Lozano, con muchas citas a las actas del Cabildo, y ahí queda patente cómo el Cabildo es responsable del santuario de la Fuensanta. Allá por el siglo XIV tenemos las primeras noticias sobre esto. El santuario era propiedad del Cabildo cuando ya existía la Fuente Santa y la ermita era de la Encarnación. Por lo tanto, la vinculación de la Virgen de la Fuensanta con el Cabildo de la catedral de Murcia es inmemorial.

¿Cómo trabaja el Cabildo Catedralicio durante el curso para que los murcianos estén cercanos a la Virgen de la Fuensanta?

En primer lugar está el santuario, que es donde la Virgen de la Fuensanta pasa la mayor parte del año. El Cabildo mantiene el culto y es el responsable de todo lo que está entorno a la Virgen y a su santuario. Las monjas benedictinas son, sin duda, una ayuda excelente, pero quien tiene la responsabilidad del culto es el Cabildo. Los canónigos llevamos a cabo la atención pastoral y cultual.

Y después están las dos veces al año que la Virgen abandona su santuario, que son dos momentos fuertes, cuando baja a la ciudad de Murcia para celebrar su solemnidad en septiembre y para el aniversario de su coronación, coincidiendo con la Cuaresma, la Semana Santa y las Fiestas de Primavera. En la catedral todo tiene mayor repercusión. En septiembre preparamos la novena para su solemnidad que se celebra el domingo posterior a la Natividad de la Virgen María. En el primer templo de la Diócesis atendemos a muchísimos murcianos que vienen a manifestar su devoción a la Virgen. También el Cabildo organiza las romerías de subida y las bajadas de la Virgen y los innumerables actos que se realizan en torno a ella, como, por ejemplo, la ronda que tiene lugar siempre la noche antes de la romería de septiembre (que este año no se puede hacer), que es una maravilla de exuberancia y brillantez, y que el Cabildo organiza conjuntamente con la Federación de Peñas Huertanas. Cuando baja a comienzos de año, que también preparamos una novena para celebrar el aniversario de su coronación canónica (el tercer domingo de Pascua), aprovechamos para que esté el mayor tiempo posible, casi dos meses, por eso baja a inicio de la Cuaresma.

Los canónigos acompañan también a la Virgen en sus salidas, en las bajadas y romerías.

Claro, porque, en realidad, la romería es una procesión, es un acto litúrgico, un traslado de la Virgen, como podría ser otra procesión, obviamente con las connotaciones de una romería. Es una romería festiva, alegre, gozosa, de cariño y devoción a la Virgen de la Fuensanta, pero no deja de ser un acto litúrgico, por eso va acompañada siempre por un canónigo de la catedral revestido con capa pluvial.

Las salidas de la Fuensanta, sobre todo las dos romerías, son multitudinarias, denotan el cariño de los murcianos hacia su patrona. ¿Cómo palpa el Cabildo la devoción de los murcianos por su Madre?

De los murcianos y de quienes vienen de otros lugares. Es impresionante. La verdad es que cada año no deja uno de asombrarse y dar gracias a Dios porque la respuesta de todo el mundo es generosísima. Dicen que es una de las más numerosas de España. Es impresionante la cantidad de personas que acude, de Murcia, de su huerta y de otros pueblos de la Región, que profesan esa devoción a la Virgen de la Fuensanta tan arraigada; algo que es digno de reconocimiento. No dejamos de asombrarnos y de dar gracias a Dios cada año por esta maravilla, por esta respuesta de devoción a la Virgen.

A la Morenica le pilló el inicio de la pandemia en la catedral y el Cabildo, a petición del obispo de Cartagena, decidió que permaneciera en la ciudad y lo hizo, hasta el mes de julio, vistiendo el traje morado que llevaba en Cuaresma. ¿Han agradecido los murcianos que su patrona estuviera más cerca de ellos, incluso cuando no podían visitarla porque estaban confinados en casa?

Las noticias que me han llegado es que la gente ha agradecido mucho que la Virgen de la Fuensanta esté aquí durante este tiempo tan delicado y tan difícil. La Virgen llegó a la catedral el 5 de marzo y el 14 se decretó el estado de alarma. Ciertamente el obispo quiso que permaneciera con ese traje morado, que en principio lo llevaba por el tiempo de Cuaresma, pero que vino bien para significar el luto, el dolor de la Madre del cielo que siente por aquellos que están sufriendo por haber contraído esta enfermedad, por los que han fallecido y por sus familiares. Una vez que se celebró el funeral en la catedral por las víctimas del coronavirus (el pasado 22 de julio) se cambió el traje y se le puso el blanco, tan bonito, que le regaló la Corte de la Virgen hace unos años, significando la resurrección de su Hijo, porque, aunque nos duele humanamente la pérdida de nuestros paisanos y hermanos, María es la Virgen de la esperanza y de la alegría, es la Madre del Resucitado y también nos acompaña en ese camino hacia el cielo.

¿Tiene el Cabildo fecha de regreso de la Virgen de la Fuensanta a su santuario o esperará a ver cómo se desarrolla la situación actual?

Ahora no hay nada previsto porque estamos, supongo que, como todo el mundo, con la incertidumbre y viendo cómo se van desarrollando las circunstancias día a día, intentando responder conforme se van presentando las cosas. Ahora mismo no hay nada decidido ni pensado. En su momento se determinó que la romería se suspendía, pero ahora no hay nada decidido sobre este asunto.

Aunque es natural de Aledo, el deán de la Catedral lleva ya mucho tiempo en la ciudad de Murcia. ¿Cómo le toca el corazón la Virgen de la Fuensanta a Juan Tudela?

Me preguntas algo que para mí es muy íntimo, muy emocionante y muy importante… Yo empecé a conocer a la Virgen de la Fuensanta cuando entré en el seminario menor con 13 años. Entonces, el comienzo del curso lo hacíamos subiendo al santuario y presentando el nuevo curso a la Virgen de la Fuensanta. Recuerdo perfectamente que subíamos todos los seminaristas menores, con nuestro rector y formador, que entonces eran Jesús Belmonte y Alfonso Guillamón, hoy canónigos los dos. Subíamos andando, un paseo magnífico, como una romería particular y era muy emocionante presentar nuestro nuevo curso, nuestra vocación… Era un momento muy entrañable. Ahí comencé a conocer a la Virgen de la Fuensanta y a tenerle el cariño y la devoción que año tras año ha ido en aumento. Siempre he tenido devoción a la Virgen, quizá con otras advocaciones, pero con respecto a la Virgen de la Fuensanta ahí comenzó una historia grande y feliz.

¿Qué le pide el deán de la catedral a la mejor intercesora?

Le pido que nos cuide desde el cielo, que interceda ante su Hijo para que ponga fin a esta pandemia que tanto está haciendo sufrir a la humanidad, que nos proteja de todo mal y de todo peligro. Le pido a la Virgen de la Fuensanta que cuide a todos los murcianos, a todos los que su situación laboral o económica ahora está en peligro o en una situación incierta, le pido que les ayude, que les dé esperanza. Y, sobre todo, que cuide a todas las familias, particularmente a los enfermos. Siempre tengo estas intenciones en mi corazón cuando miro a la Virgen de la Fuensanta y le pido por nuestro obispo, por nuestra Diócesis, para que ella, que es Madre, cuide también a esta otra madre que es la Iglesia. Que nos ayude a ir al cielo, que me parece que es lo más importante.

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