Efecto Halo y efecto Horn: la potencia de la primera impresión

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La influencia de estos sesgos cognitivos en nuestro día a día

Efecto Halo y efecto Horn: la potencia de la primera impresión

¿Qué son el efecto halo y el efecto horn? ¿De qué manera afectan a nuestro día a día? ¿Es posible revertir el proceso? Tenemos la necesidad de clasificar de forma ordenada la realidad, entonces atribuimos características positivas o negativas a las personas sin tener información o conocimiento previo de ellas. Esta atribución generada por la primera impresión, anula la capacidad de hacer un juicio racional, porque juzgar de manera objetiva requiere un gran esfuerzo racional y consciente.

El psicólogo Moises Suarez de Mundopsicologos, nos habla sobre la influencia de estos sesgos cognitivos en diferentes áreas y nos deja unos tips para evitar que el efecto halo y el efecto horn nos dominen.

¿Qué es el efecto halo? ¿Y el efecto horn?

El efecto halo trata de atribuir características positivas a una persona sin tener una información o conocimiento previo de ella. Se trata de una impresión que se tiene sobre la otra persona a través de la primera percepción que se tiene sobre esta, la cual condiciona la opinión general. Normalmente, se creerá que se va a poder generar una amistad o algún tipo de relación con esa persona sin conocer realmente cómo es. Por el contrario, el efecto horn trata de atribuir características negativas sin tener información o conocimiento previo de la persona. Se prejuzga atribuyéndole cualidades negativas de manera generalizada a través de otra cualidad que se ha detectado o conocido. Habitualmente, ambos efectos se producen por realizar un juicio erróneo a la hora de generar una impresión, ya que la atribución se hace con bastante seguridad anulando la capacidad de hacer un juicio racional. Esto se produce por la necesidad que tiene la persona de clasificar de forma ordenada la realidad. Por lo que, tanto el efecto halo como el efecto horn realizan un proceso de evaluación inconsciente sobre otra persona, juzgando de manera subjetiva, ya sea positiva y/o negativamente a la otra persona, ya que juzgar de manera objetiva requiere un gran esfuerzo racional y consciente.

¿De qué manera pueden afectar estos efectos a nuestro día a día?

El cerebro necesita constantemente tener una idea del entorno y estímulos que le rodean, de esta manera genera un clima de seguridad y adaptación al medio al realizar anticipaciones, ya sea de manera positiva o negativa. En este caso, lo que se produce es un sesgo confirmatorio sobre la otra persona, emitiendo asiduamente juicios de valor sobre esta y lo que le rodea. Estas suposiciones e inferencias que se hacen de manera inicial, normalmente, van a estar equivocadas, ya que se está juzgando de manera anticipada a la persona sin conocerla. Sin embargo, si la persona que está haciendo el juicio de valor y detecta que puede estar equivocada, lo que le va a provocar es inseguridad debido a que estaría dudando de sí misma y de su idea inicial. Hacer juicios de valor de forma regular va a influir en que la persona genere expectativas y estas no se cumplan, por lo que se va a decepcionar porque no han actuado como imaginó en un principio. Esto puede generar sentimientos de rabia, culpa, reproche...

Se puede detectar la influencia de estos sesgos cognitivos en diferentes áreas:

POLÍTICA. En la política se encontró que estos sesgos cognitivos influyen bastante, por ejemplo: en algunos estudios se ha observado que las personas más atractivas van a tener más facilidad que las menos atractivas para acceder a un puesto de poder en el mundo laboral.

EDUCACIÓN. Según algunas investigaciones, estos sesgos cognitivos pueden influir en cómo el equipo docente va a interactuar con los estudiantes, participando más con los que les parecían más atractivos.

MARKETING. En el marketing también se aprovechan de estos sesgos cognitivos utilizando la imagen de personas famosas o prestigiosas para realizar las campañas de publicidad, para conseguir vender sus productos o servicios, ya que en este caso se le da más valor a la persona famosa que está realizando la publicidad que a la funcionalidad y/o características de lo que se está intentando vender. Los sesgos cognitivos generan lealtad y equidad de las personas con un producto, marca, empresa o persona, lo que influye en la generación, producción y consumo de productos. Por lo tanto, se crea una reputación en el mercado y se traduce en una alta fuente de ingresos.

ECONOMÍA. Las personas cuando pasan por importantes cambios económicos en un país, suelen informarse de sucesos pasados en ese mismo lugar o en otros para ver por qué procesos pasó, indagando sobre la intensidad, duración, pérdidas y ganancias, para así generarse una idea y poder confirmar la suya propia de que está haciendo las cosas bien.

¿Es posible revertir el proceso una vez que se atribuye un rasgo? Consejos para aprender a hacerlo

En estos efectos, una vez que se atribuye un rasgo a una persona, ya sea negativo o positivo, va a ser complicado revertir el proceso, ya que esto se ha interiorizado y se ha hecho propio e intrínseco. Es totalmente cierto que si la persona es consciente de que ha hecho una atribución errónea de la otra parte, se puede ir revirtiendo con el paso del tiempo. Este proceso es lento, ya que como bien se menciona anteriormente, es un rasgo que se ha interiorizado y se ha hecho propio e intrínseco en la persona. Por lo tanto, es la persona quien tiene que ser consciente y comenzar a introducir nuevos rasgos que vayan sustituyendo el que se atribuyó en un principio. Esto también va a depender de la fuerza y/o valor con el que la persona lo haya percibido porque si ha sido algo atribuido en un corto período de tiempo se podrá revertir con más facilidad. En el caso de que haya perdurado en el tiempo será un proceso más largo y dificultoso. Para poder revertir el proceso, lo primero que debe hacer la persona es ser consciente de su errónea atribución. Una vez que haya sido consciente, ha de empezar conociendo qué ha despertado en su interior esta atribución, debe realizar este análisis para luego poder comenzar a observar de una manera más objetiva el entorno y las actitudes de la otra persona. Si bien es cierto que si lo que se busca es revertir el proceso de una atribución positiva a una negativa, se realizará de manera más rápida influyendo, en este caso, las emociones presentes en dicho proceso. En el caso contrario, se vuelve más complejo por la carga emocional y la atribución negativa, ya que hay que transformarla en una atribución positiva. En el momento en el que se conozca lo mencionado con anterioridad, la persona va a tener que realizar un gran esfuerzo por no dejar que esa atribución negativa se interiorice y le impida cambiarla. Asimismo, la persona podrá liberarse al comentarlo con algún individuo de confianza, ya que verbalizará cómo se encuentra y lo que piensa, lo cual es un componente muy beneficioso para la liberación de pensamiento. También puede funcionar que se le pida opinión objetiva y racional a la persona a la que se lo está contando, siempre y cuando sea alguien de total confianza y se sepa que no va a intentar influir de manera positiva o negativa en la opinión inicial que tiene la persona. Después, será cuestión de tiempo que la persona vaya sustituyendo esa primera atribución con la que se pretende cambiar. Lo más importante en este proceso es no dejar que estas atribuciones y prejuicios gobiernen y manden sobre las emociones propias porque no se tendrá el control de uno/a mismo/a y dificultaría mucho las relaciones interpersonales y sociales.

Tips para evitar que el efecto halo y el efecto horn te dominen.

Mantenerse alerta: si eres consciente de que existen estos efectos y pueden influir en tu juicio de cualquier manera, lo primero que se tiene que hacer es asumir que todas las personas tienen prejuicios, pero lo importante es conseguir identificarnos y no darles el poder para que distorsionen la realidad. En este caso, el reconocimiento de las emociones juega un gran papel.

Autoanálisis: observar las emociones que despierta la persona que se acaba de ver o conocer y no dejarse llevar por los aspectos positivos o negativos que se hayan identificado.

No dejarse llevar por la primera impresión: esperar a vivir más experiencias con esa persona para poder detectar si la interpretación inicial se mantiene, tratando siempre de hacer un juicio de valor lo más objetivo posible.

Ser coherente: esto significa ser fiel a tus valores, principios éticos y morales, gustos y aficiones. Una persona es coherente cuando dice lo que piensa y, además, cumple su palabra. Si se proyecta una imagen incoherente de otra persona influenciará y provocará una disonancia cognitiva que acabará afectando a la persona y los juicios que ha realizado.

Hablar con alguien de confianza: hablar con alguien de confianza ayuda a que se puedan expresar las impresiones que ha causado la otra persona con más facilidad. En el caso de que también la conozca, ambas pueden poner en común sus impresiones para así descubrir aspectos de los que, quizás, no se habían percatado.

Hacerse preguntas: cuestionarse cada vez que se emita un juicio sobre otra persona y reflexionar sobre cuál sería la opinión si la imagen fuese diferente. 

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