Antonio ya es sacerdote

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«Dios me quiere a su servicio para que sea buena noticia para los que han perdido la esperanza»

Antonio ya es sacerdote

Antonio Sánchez Franco recibió ayer el sacramento del Orden Sacerdotal en la parroquia de Nuestra Señora de las Lágrimas de Llano de Brujas.

«No podemos hacer otra cosa en este momento, sino cantar y bendecir a Nuestro Señor por lo bien que hace todas las cosas, porque, como canta la Santísima Virgen María en el Magníficat, se ha fijado en la humildad de su siervo y porque su misericordia llega a sus fieles de generación en generación…». Así iniciaba el obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, su homilía ayer, en la ordenación sacerdotal de Antonio Sánchez Franco.

La parroquia de Nuestra Señora de las Lágrimas de la pedanía murciana de Llano de Brujas se quedaba pequeña para albergar a cuantos quisieron participar en la celebración. El obispo invitó al ordenando a seguir el ejemplo de María, para dejarse hacer por Dios: «Con tu ordenación sacerdotal, querido Antonio, te conviertes en vehículo de la acción divina, vas a recibir una potestad que de por sí trasciende tus posibilidades humanas y que solo puede venir de Dios». El obispo insistió en que el ministerio sacerdotal es de servicio a Dios y a la Iglesia, porque «el don del sacerdocio recibido está destinado a la Iglesia, a la comunidad, a los hermanos; está destinado al mundo»; por eso ha de centrarse «en la caridad y en la misericordia», sin separar «las dos caras de un único amor: amor a Dios y a los hombres, porque es lo mismo».

Tras la homilía tuvo lugar el rito de la Ordenación en el que, por la imposición de manos y las palabras del obispo, Antonio recibió el Orden Sacerdotal. Revestido con la estola y la casulla, Antonio fue ungido y recibió el cáliz y la patena, símbolos del sacerdocio. Tras recibir el abrazo del obispo y de los sacerdotes presentes, señal de acogida en el presbiterio diocesano, el neopresbítero participó en Eucaristía concelebrando junto al obispo.

Antes de finalizar, Antonio se dirigió a los presentes en una emotiva acción de gracias: «Llego a este momento de mi vida realmente agradecido, siento que no merezco nada de lo que me está pasando. Estoy alegre en el Señor y le doy gracias por llamarme a servirle en la Iglesia, en su Iglesia, y confirmarme en la llamada, por su paciencia conmigo para animarme, por ayudarme a sostener mi sí hasta hoy. Por hacerse presente en mi camino a través de tantas personas en mi proceso vocacional».

Agradeció al obispo su acogida, confianza y preocupación; el ejemplo de los sacerdotes que le han acompañado durante su vida; la cercanía y fraternidad de sus compañeros de curso y otros seminaristas; la presencia constante y fortaleza de su familia; y el cariño de su comunidad parroquial y de todas las personas que han estado junto a él en el tiempo de formación en el seminario y durante su diaconado..

Antonio inicia su ministerio sacerdotal en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Molina de Segura, junto al párroco y la comunidad parroquial a los que ha servido como diácono, esperando ser un sacerdote «fecundo, despojado y libre»: «Dios me quiere a su servicio para que sea buena noticia para los que están solos, perdidos, para los que sufren, para los que han perdido la esperanza, para los que buscamos hacer presente en esta vida el reino de Dios. No tengamos miedo de responder a Dios, Él nos llama, está enamorado de nosotros e insiste en buscarnos, aunque no lo creamos. Gracias Señor por todo, por todos y por este día». 

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