Conocimientos y experiencia profesional al servicio de la Iglesia

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Conocimientos y experiencia profesional al servicio de la Iglesia

Este domingo se celebra el Día de la Iglesia Diocesana, una jornada que pretende este año dar las gracias por tanto a quienes ponen al servicio de la Iglesia todo lo que son.

Con motivo de la celebración este domingo, 6 de noviembre, del Día de la Iglesia Diocesana, la Iglesia quiere dar las gracias por tanto, una gratitud que se extiende a todos los hombres y mujeres que, desde su vocación, son corresponsables en la evangelización, realizando cualquiera de las actividades que mantienen viva a la Iglesia.

Aportar nuestras cualidades es otra de las formas de colaborar con la Iglesia. Cuántas personas hay que, además de dedicar su oración y su tiempo, ofrecen también sus conocimientos y su experiencia profesional para ayudar a los demás. Cuando muchos quieren alejarse del ajetreo del trabajo realizando algo diferente, ellos regalan lo que saben, lo que son, para ayudar en tantas labores.

Médico en urgencias y médico en la Hospitalidad de Lourdes

Inés García Rosa tiene 36 años y pertenece a la Parroquia San Antonio de Padua de Mazarrón. Es médico y trabaja en el servicio de Urgencias del Hospital Reina Sofía de Murcia. Pero su labor como sanitaria no se queda ahí, sino que en su tiempo libre colabora en la Hospitalidad de Lourdes. Una labor que realiza todo el año, pero que cobra especial importancia los meses previos a la peregrinación a Lourdes, cuando llega el tiempo de la inscripción de los enfermos: «Los sanitarios entrevistamos a los enfermos para saber cuál es su patología y qué medicación toman. Con la historia clínica que nos facilitan los enfermos, más el material médico que aporta la Hospitalidad, los sanitarios velamos por la salud de los enfermos durante la peregrinación».

Un amplio equipo médico, compuesto por profesionales de diferentes especialidades y llegados de todos los rincones de la Región de Murcia, que velan por la salud de los enfermos pero que también realizan otras tareas: «La Virgen nos concede a los sanitarios un doble regalo: aparte de cuidar del bienestar físico de los enfermos también podemos cuidar del alma, estar cerca de ellos, ayudarlos en el aseo personal, pasear con ellos».

Tras nueve años formando parte de la Hospitalidad y disfrutando de este voluntariado junto a su familia, Inés invita a otros sanitarios a aportar su saber y experiencia al servicio de la Iglesia: «Como médico, me resulta muy gratificante poder poner mis conocimientos y mi tiempo al servicio de la gran labor social que hacemos todos los que formamos parte de la Iglesia. Por eso desde aquí invito a los sanitarios y a otras personas con otras cualidades profesionales, que crean que pueden aportar un granito de arena, a que se animen a hacer entre todos una Iglesia activa».

Un jubilado en banca que ayuda con las cuentas

A sus 60 años, José Munuera disfruta ya de su prejubilación, después de trabajar toda su vida en banca. Siempre ha estado vinculado a su parroquia, Nuestra Señora del Rosario de Santomera, de niño como monaguillo y ahora llevando las cuentas de la junta del cementerio: «Un amigo que estaba de presidente me pidió colaboración e inmediatamente le dije que sí».

José no se pensó dos veces lo de colaborar con la parroquia aportando su larga experiencia profesional y anima a otros a hacer lo mismo: «Entiendo que todos debemos dedicar algo de nuestro tiempo a colaborar con nuestra parroquia».

Profesora a tiempo completo

Cuántos docentes hay que después de una intensa jornada con niños y adolescentes, dedican la tarde a dar catequesis en su parroquia. Es el caso de María José Martínez. A sus 58 años dedica todo su tiempo libre a servir en su parroquia y en Cáritas. Esta cartagenera no solo es catequista de Primera Comunión en San Fulgencio, sino que también es voluntaria en el Comedor Solidario Jesús, Maestro y Pastor y en el Hogar Sagrada Familia.

Aunque siempre ha colaborado, desde hace tres años está absolutamente implicada en su parroquia: «Participar en la Iglesia es sumamente importante porque me siento querida por Dios y útil al poder ayudar a los demás, sobre todo a los más desfavorecidos. Eso me crea un bienestar espiritual, porque sé que estoy en el sitio donde Dios quiere que esté. Es prioritario en mi vida».

María José no solo pone al servicio sus conocimientos como profesora de Religión Católica para formar a los niños que recibirán la Primera Comunión –labor que le parece «muy gratificante»–, sino que también da clases de español en un proyecto que comenzó para ayudar a los refugiados ucranianos que llegaban a la parroquia pidiendo ayuda, y que ahora se imparte para árabes que necesitan saber el idioma.

Aprender para servir mejor a la Iglesia

Hay también quienes se han formado de una manera específica para poder servir mejor a la Iglesia. Es el caso, por ejemplo, de quienes integran la Escuela Diocesana de Tiempo Libre Javier Azagra. Un organismo diocesano que ofrece a las parroquias y otras realidades eclesiales la posibilidad de que sus agentes de pastoral, que colaboran en este ámbito, opten a la formación que se necesita para desarrollar esta labor. Una «educación en el tiempo libre» que también realizan desde la propia Escuela en la organización de los Campamentos Diocesanos de Verano (CDV) o en cualquiera de las actividades que hacen para la Diócesis.

Cuando era niño, Andrés Cantabella fue uno de esos acampados que disfrutaban de los CDV. Hoy, a sus 26 años es uno de los grandes activos de esta Escuela. Andrés estudió Trabajo Social, pero también tiene el título de Monitor de Tiempo Libre y el de Coordinador y Director de Tiempo Libre, una formación y una titulación que le permiten colaborar más activamente en su parroquia –Nuestra Señora del Socorro de La Ñora (Murcia)– y a nivel diocesano. «En el voluntariado que realizamos desde la Escuela Javier Azagra dedicamos nuestro tiempo libre al servicio de la Iglesia, de la comunidad cristiana, educando y acompañando en la fe a niños y adolescentes, mayormente, a través del tiempo libre y del ocio».

El que fuera un acampado más es hoy parte del equipo coordinador de la Escuela, encargado de la Acción Social. «Animo a colaborar en la Iglesia, a través de la Escuela u otro servicio, porque participar de manera voluntaria al servicio de la Iglesia te aporta, tanto a nivel personal, como cristiano, más de lo que tú das. Tú dedicas tiempo, pero recibes amor, cariño, y compartes tu fe, eso te satisface y te ayuda a continuar en tu camino como creyente».

De nada sirve realizar cualquier labor en la Iglesia si no se comparte lo que uno es, bien los propios conocimientos, adquiridos por el estudio o el desarrollo de una profesión, o bien las cualidades, la alegría y el entusiasmo, nuestra particular forma de hacer las cosas. En definitiva, compartir lo que uno es, donándose por completo al otro. Por todo eso: ¡gracias! 

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