El escritor alhameño Eloy Cerón presentó hoy en Librería Faro sus dos novelas, Púnica granatum y Dimocarpus longan. Ambas forman parte de una saga de fantasía y mitología celta ambientada en Galicia tras los incendios de 2006, una historia donde el fuego une dos mundos y donde volver a casa puede significar la guerra.

La presentación estuvo conducida por Irene, amiga del autor desde hace casi veinte años, quien recordó que se conocieron en una clase de francés —su favorita— y que ya entonces Eloy mostraba una pasión evidente por la literatura y la fantasía. Lo describió como alguien lleno de ilusión y capaz de “crear magia y repartir alegría”, cualidades que reflejan sus obras.

Eloy tomó la palabra para agradecer la presencia de los asistentes y dedicar unas emotivas palabras de gratitud: a Irene, a quien definió como su “gran amiga” y “salvavidas” en el instituto, contando que desde el primer borrador le enviaba capítulo a capítulo y que ella “tripula el barco de papel” de esta aventura literaria; a la Librería Faro por acoger el evento; a su grupo editorial por recibir su manuscrito “con los brazos abiertos”; a su familia, que le ha acompañado en preparativos, redes sociales y reportaje fotográfico; y a la ilustradora Miriam Nicolás, de quien afirmó estar “enamorado de sus creaciones” hasta el punto de que “iría el fin del mundo con ella”.

Púnica granatum

Supone el inicio de la saga de fantasía y mitología celta que Eloy considera “un sueño hecho realidad”. El título en latín alude al granado (Punica granatum), elegido como guiño a su formación en Biología.

La historia sigue a Eugenio, un joven que vive en el pueblo gallego de Coirós, frente a un granado que da fruto todo el año y cuya magia solo él puede disfrutar. Una escena clave —cuando Eugenio espiado al recoger la fruta— está reflejada en la portada ilustrada por Miriam Nicolás.

Eloy explicó que decidió situar la historia en Galicia como homenaje a los incendios de 2006, que le marcaron profundamente: “Quise llevar el granado al norte para dar voz al horror que aconteció”. También quiso rescatar dioses y criaturas de la mitología celta, “la gran desconocida” frente a la romana y la griega, y sumergirlos en una trama de intrigas, venganzas y desafíos. Citó una frase de su obra: “Jamás el fuego conectó tanto dos mundos. Coincidir no era una opción y volver a casa suponía la guerra.”

Dimocarpus longan

La segunda parte de la saga nació dos años y medio después de la primera. Eloy confesó que todavía le cuesta asimilar ver sus ejemplares en las librerías: “Es como vivirlo todo por primera vez”.

Afirmó que en esta entrega los personajes “han cogido la rienda de su historia” y que se siente “más un descendiente de la diosa Navia que el autor”.
El título hace referencia a la planta Dimocarpus longan, cuyo fruto es conocido como “ojo de dragón”, y cuya simbología representa poder, sabiduría y protección. La portada muestra un manantial en forma de ojo, inspirado en un lugar real conocido como “Ojo de la Tierra”, cuya ubicación exacta no se revela para no desvelar la trama.

En esta entrega los protagonistas salen de su entorno, cruzan fronteras y océanos, enfrentan luchas internas y buscan la verdad, la justicia y la venganza que anhelan. La novela invita a la reflexión sobre la identidad, la familia, el destino y el peso del pasado. Además, presenta nuevos personajes, entre ellos una protagonista femenina que abre la historia y emprende un viaje emocional para enfrentar su pasado.

Eloy subrayó su intención de dar a sus novelas una identidad propia, incluso si titularlas en latín puede parecer “atrevido o poco comercial”, y destacó que las portadas están dibujadas a mano como símbolo de autenticidad en un mundo dominado por lo digital.

Como primicia, anunció que el “universo de Granada” no termina aquí: Dimocarpus longan es la segunda parte de una trilogía, cuyo tercer volumen ya ha comenzado a escribir.

El acto concluyó con la lectura de un fragmento de Púnica granatum, tras lo cual Eloy firmó ejemplares a los asistentes. Además de los libros, se ofrecieron llaveros con los diseños de la granada y el ojo de dragón —“perfectos como llavero, colgante o recuerdo de este día”— y camisetas, en un ambiente distendido que cerró el evento con gran participación del público.